Junio de 2023. Hace dos años que Cole ha perdido a su marido debido al VHC (Virus Humano de Culgoa), un virus que muta en un tipo muy concreto de cáncer. Han sido millones las personas con próstata que han fallecido, por lo que el panorama mundial es lo más parecido a un mundo sin hombres. Cole huye con su hijo Miles de doce años (al que conoceremos como Mila durante gran parte de la historia) ante la posibilidad de que le conviertan en una suerte de ratón de laboratorio. Los gobiernos quieren tener localizados a los posibles focos de contagio, pero Cole lo único que pretende es volver a su casa en Sudáfrica y llevar una vida lo más normal posible. La novela, así, se convierte en una carrera contrarreloj en busca de un medio que les permita regresar a su hogar.

Como podéis imaginar, toda esta ambientación que Beukes construye para Afterland es más compleja que lo que os cuento. Cole y Miles han pasado dos años desde que llegaron a EE.UU. y a través de breves flashbacks se nos mostrará dónde han estado y por qué han decidido fugarse. En la ecuación entrará también un tercer personaje: Billie, la hermana de Cole, que les sigue el rastro porque quiere conseguir que Miles no se vaya y lograr gracias a él sus propios objetivos. Un «ejemplar» portador del cromosoma Y puede llegar a costar un dineral en el mercado negro y, ante la necesidad, la ética no siempre consigue mantenerse a flote.

La narración alterna las vidas de Cole y Miles con la vida de Billie. Se divide en tres partes, y hasta que no arranca la última hay momentos en los que parece que no acabas de comprender bien lo que está ocurriendo. Al fin y al cabo, quieres saber más acerca de cómo son los sistemas sociales y políticos, cómo funciona todo con tantas bajas humanas. Pero a partir de ese punto, la historia se centra en la huída de Cole y Miles y la acción coge carrerilla. La estructura escogida por Beukes puede que sea lo más interesante a nivel narrativo. El lector sabe en cada momento solo lo justo y necesario para no abandonar el libro, y la autora dosifica la información de un modo brillante para generar suspense e inquietud.

La ambientación tampoco se queda atrás. Cole y Miles deben atravesar el continente de costa a costa. Por el camino encontraremos gasolineras, casinos, comunas hippies, casas abandonadas y una congregación religiosa en una misión destino Florida y bajo los mandos de una Madre Inferiora.

¿Te sientes PERDIDA Y SOLA?
¿Intentas COMPRENDER por qué ha cambiado todo?

Esto no formaba parte del PLAN DE DIOS.
Pero lo hemos DECEPCIONADO tanto que
se vio obligado a darnos una LECCIÓN
y nos quitó a nuestros hombres.

La Iglesia de Todos los Pesares tiene una MISIÓN SAGRADA.
Queremos demostrarle a Dios que hemos ENTENDIDO
lo que intenta enseñarnos.

Uno de los grandes logros de Beukes es el de conseguir construir una novela de ritmo ligero, con acción, y con un trasfondo político que se introduce en el subconsciente del lector. En este mundo no hay hombres, no hay machos alfa. ¿Hay machismo, entonces? Y si no hay machismo, ¿estamos ante una utopía, o sigue desmoronándose el sistema social por todas partes? Obviamente, una parte importante sí se viene abajo. El problema de nuestra realidad androcentrista es que determinados sectores laborales están monopolizados, casi por completo, por ellos. Y otros por ellas. Ante una catástrofe como la narrada en Afteland, la economía no puede sostenerse. Sin embargo, como se dice en un fragmento del libro, «Que hayan desaparecido todos los hombres no significa que el mundo sea seguro. Las yonquis siguen siendo yonquis. La gente sigue siendo pobre, y hay personas desesperadas y hambrientas, o gentuza, sin más.»

Como podéis ver, no hay espacio para el blanco y el negro en esta historia. Afterland es una novela llena de matices disfrazada de thriller adictivo. Como lector, puedes quedarte en la superficie y disfrutar tan solo de un libro bien escrito. Pero te aconsejo que mantengas los ojos abiertos para no perderte lo esencial: su alma y esa construcción de mundos que se quedará dando vueltas en tu cabeza.