Formas de estar lejos, de Edurne Portela (2019)

Alicia viaja a Estados Unidos para estudiar en la universidad. Todo es nuevo, todo es emocionante, y a la vez aterrador. Comienza a formar su círculo de amistades y conoce a Matty. A pesar de una serie de desencuentros iniciales, Alicia se fija en él y le busca. Finalmente se encuentran, se enamoran, y las circunstancias económicas les llevan a vivir juntos e incluso a comprar una casa. Todo parece ir muy deprisa, pero a la vez todos los pasos que dan parecen ser los correctos. Es lo que nos han enseñado, una pareja debe funcionar así. El problema surge cuando uno de los dos comprende que a lo mejor un matrimonio no tiene por qué ser como dicta la sociedad. El hombre no tiene por qué cuidar de su mujer, no tiene por qué tratar de crear una vida perfecta para ella. Quizás lo que tiene que hacer es intentar construir una vida junto a ella.

 

Formas de estar lejos tiene un arranque muy medido. Un capítulo en primera persona que nos cuenta el futuro de Alicia y hasta dónde va a llegar su relación con Matty. No solo no se oculta, sino que se desvela de manera premeditada para que el lector abra bien los ojos en las páginas siguientes. Alicia está en su casa, sola, encerrada y aterrorizada. Cree que Matty está fuera, y no se atreve a salir de su habitación. Su actitud es la de un ser débil y sin valor, algo que contrastará con lo que leeremos a continuación. El resto de la novela desgrana las causas que llevan a Alicia a padecer ese miedo y esa angustia.

 

La violencia puede ejercerse de muy diversos modos. Existen multitud de actos cotidianos que realizamos de manera inconsciente que suponen empleo de violencia. Puede ser verbal, o puede deberse a comportamientos o actitudes. Tonos de voz, expresiones, gestos. Incluso ausencia de todos estos elementos. El silencio. Todos nosotros lo hacemos en menor o mayor grado, y lo hacemos por dos motivos principales. El primero es porque sabemos que conseguiremos algo a cambio. El segundo es debido a que nos han adoctrinado que las relaciones personales funcionan así.

Edurne Portela

 

La institucionalización de la violencia es un hecho. Está legitimada socialmente y se tolera a muchos niveles. Edurne Portela trata de analizar el efecto de cada uno de esos pequeños actos que realizamos cada día. Cómo afectan a quien nos rodea y sobre todo cómo en ocasiones no somos conscientes de cómo les perjudica. Tener unos progenitores autoritarios, un superior déspota en el trabajo, una pareja desconfiada, pueden llegar a moldear el carácter a favor o en contra. Puede sumirnos en un estado de falta de autoestima que mine nuestra confianza, o por el contrario provocar que nuestra violencia acallada se despierte.

 

En estos tiempos en que es habitual que se subestime a los lectores, es de agradecer una obra como esta. Portela asume que no somos tontos, y que podemos comprender una serie de símbolos y de elipsis narrativas. El recurso de las constantes reformas que no avanzan, las sucesivas mudanzas, la elección de los barrios en función de en qué momento están. Nada es fortuito, nada sucede por casualidad. El texto está repleto de capas y significados que irán de menos a más, y una de sus virtudes consiste en darnos una bofetada acerca de cómo de tolerantes somos con la violencia cotidiana.

 

Formas de estar lejos es el tercer libro y segunda novela de Edurne Portela. Y no ha necesitado más para que yo ya sea fan incondicional de su obra.

 

 

Título: Formas de estar lejos.
Autor: Edurne Portela.
Editorial: Galaxia Gutenberg. (2019).
ISBN: 9788417747107.
Páginas: 240.
Precio: 18,90 €.
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