El gran misterio de Bow, de Israel Zangwill (1891)

 

La mañana del 4 de diciembre de mil ochocientos algo la señora Drabdump duerme más de lo habitual. Siempre se despierta y se pone en pie a las 6 de la mañana, pero hoy parece que la espesa niebla que cubre Londres ha cubierto también sus ojos. Son las 6:30 y siente que ha dormido demasiado, está aturdida y somnolienta. Apresurada, prepara el desayuno al señor Constant, uno de los huéspedes que viven en su casa en la planta de arriba. Golpea la puerta con energía y le avisa de que es tarde, que debe ponerse en pie o no llegará a la reunión que tiene concertada esta mañana con los trabajadores descontentos del tranvía.

 

La señora Drabdump recorre la casa de modo apresurado haciendo sus tareas habituales, ese retraso le costará horas. Pero el señor Constant sigue sin levantarse. La señora Drabdump comienza a inquietarse y una horrible sensación termina por apoderarse de ella: la convicción de que el señor Constant ha sido asesinado. Trata de entrar en la habitación, pero está cerrada por dentro. Desesperada, acude a su vecino el detective Grodman. Tras conseguir echar la puerta abajo se encuentran con una horrible estampa: el cadáver degollado del señor Constant reposa en su cama.

 

Seguir leyendo en Culturamas

2 Comentarios Agrega el tuyo

Deja un comentario