Desde el blog de Laky, Libros que hay que leer, nos proponía el reto de leer de forma conjunta y vía Twiter la novela Memento mori hace ya algunas semanas. Reconozco que era una novela que no me llamaba la atención, pero de la que estaba leyendo comentarios positivos. Así que como me la había cogido con la colección de El País, decidí apuntarme.

 

He dudado de escribir esta reseña, porque en general la novela no me ha gustado. Sé que en pocas semanas habrá pasado a ser una novela más en mi lista de libros leídos. Probablemente el autor lea la reseña, ya que hemos compartido impresiones con él vía Twitter. Así que César, espero que no te ofenda lo que voy a comentar sobre la novela. Ten en cuenta que sólo soy una lectora dando una opinión. Ni me pagan por esto, ni pretendo hacer daño con mis comentarios.

 

Vamos con el argumento. La novela trata sobre un asesino en serie y transcurre en Valladolid. (Para mí, de modo totalmente subjetivo, ha sido un fallo porque conozco bien Valladolid y no me he creído esa trama en esa ciudad, pero ya digo que eso es problema mío). Arranca con un capítulo que promete bastante, que te da que pensar que te vas a encontrar con una novela adictiva, lo que creo que es un punto genial de la novela, que te atrape desde el primer momento. Nos encontramos con una mujer que está siendo torturada, ahogada, con una bolsa de plástico en la cabeza. Su visión se nubla, le falta el oxígeno y nos trasmite esa angustia, esa incertidumbre, ese miedo.

 

Pocas páginas después, da un salto de 2 meses atrás. Bien, piensas, ya sé que dentro de dos meses voy a llegar a ese punto y pinta bien. Estamos en un parque ahora, y acaban de dar el aviso de que han encontrado el cadáver de una mujer. Está vestida y aparentemente no ha habido violencia sexual. Pero el cadáver presenta algo impactante que les hace apartar a todos la vista: le han seccionado los párpados y la mirada de la mujer es más penetrante de lo que nos gustaría.

 

Con esto no os estoy destripando nada, sucede en las primeras 30 páginas más o menos. Poco a poco nos irá introduciendo a los personajes (de los cuales tenemos una guía al principio de la novela, que siempre ayuda). Tenemos a Sancho, que será el inspector que lleve la investigación. Para mi gusto, demasiado ingenuo e inocente. También conoceremos al asesino, un personaje cargado de tópicos de lo que se supone que debe ser un asesino en serie. Para mi gusto, demasiado influenciado por las series y películas americanas. Y también tenemos a Martina, una experta en lingüística que les ayudará en el caso. El por qué, me lo reservo, para no contar demasiado.

 

Las páginas se suceden, y también la investigación. Para mi gusto, transcurre lenta pero con precipitación en algunos puntos. Con todo esto, aparece casi a mitad del libro un psicólogo especialista en psicokillers, Carapocha, que nos dará una lección magistral sobre historia de los asesinos en serie. La lección no está mal, pero aún estoy intentado averiguar a cuento de qué. Vale,  sí, Carapocha es un experto, pero tampoco creo que sean necesarias 100 páginas para demostrarlo.

 

Con todos estos ingredientes, tenemos algunos diálogos brillantes y una narración que avanza bien… Hasta el tercer asesinato. Demasiado previsible, y lo mismo ocurrirá de aquí al final. El final sinceramente no me ha gustado. Creo que en el libro sobran bastantes páginas, y sin embargo en las 50 páginas finales nos da una cantidad de información y de sucesos que cuesta asimilar. Incluso en algún diálogo me he perdido, no sabiendo quién era el que estaba hablando.

 

Pero no todo son cosas negativas, ni mucho menos. Estamos hablando de una novela de 577 páginas, que me he ventilado en una semana. Es una novela bien escrita y muy fácil de leer. Que no simple, sino con una narrativa que hace que pases las páginas sin darte cuenta. Aunque ya digo que le veo fallos, estamos hablando de una primera novela, y desde ese punto de vista no la veo como una mala novela. Por lo visto es la primera entrega de una trilogía. ¿Me leeré las siguientes? Pues o mucho cambio de opinión, o no. No me ha dejado con ganas de más. ¿La recomendaría? Sí, la recomendaría. Pero es cierto que la recomendaría a no lectores de género policíaco. Simplemente porque la he visto cargada de tópicos que ya he leído en otras novelas y que me han hecho verla previsible y no demasiado adictiva. Pero para aquellos que no estén habituados al género creo que puede ser una novela muy entretenida.

 

No soy una experta en el género, ni de lejos. Pero sí es cierto que hay muchas cosas que no me han gustado de la trama, y en parte es por culpa de haber leído ya bastante novelas de este calibre. Creo que el autor tiene potencial, no creo que sea nada sencillo construir una trama y mantener el interés durante tantas páginas. Y que encima se lea de un tirón. Pero no es para mí

 

Como comentaba al principio, es sólo una opinión subjetiva. Estoy convencida de que a la mayoría os ha encantado la novela por lo que he visto por Twitter. Espero vuestros comentarios rebatiendo mis argumentos, que seguro que los hay  🙂