Casi con toda seguridad puedo afirmar que esta será, si consigo terminarla, la peor reseña que podáis encontrar de Extraños eones. Y afirmo esto por muchas razones, pero la principal es por todas las carencias que tengo previas a la lectura de este libro.

 

Como sabéis lo mío es la novela negra. Me quedan decenas de ellas por leer, muchísimos clásicos y novelas obligatorias. Pero me muevo como pez en el agua. Conozco a los autores principales, títulos de sus obras, parte de su trayectoria, y sigo aprendiendo más cada día. Pero en fantasía y terror estoy completamente verde. Es cierto que gracias a gente como los Verdhugos o a Antonio Torrubia (o más conocido como El librero del mal) he descubierto a autores y obras magníficas. En general sus consejos han sido fructíferos y han hecho que casi todo lo que he leído de este género me haya gustado.

 

Por eso, hace unos meses cuando en una escapada de fin de semana coincidió que en Gigamesh presentaban Extraños Eones allí me planté a escuchar a Bueso y a esperar a la cola para obtener un bonito autógrafo y charlar con el autor.

 

En todas las reseñas leeréis algo así como que esta es una novela totalmente lovecraftiana. Tanto por la iconografía que aparece como incluso por algunos personajes de sus Mitos. Pues bien, he de confesar que no he leído a Lovecraft. Leí algo hace eones, valga la redundancia, por lo que para mí es como no haber leído nada porque mi escasa memoria ha borrado cualquier recuerdo. Así que todo tipo de referencias iconográficas y de culto de la novela me las he perdido. Pero no por ello he dejado de leerla, que me paso la vida con el «me lo leeré cuando me haya leído esto otro primero».

 

Quizá para el resto la parte más terrorífica sea más cerca del final, cuando la parte de fantasía de la novela aparece en todo su esplendor. Pero para mí la parte más terrorífica sucede desde el primer momento, con el planteamiento inicial de la historia:

 

«Niños invisibles.
Porque son invisibles, para el sistema.
En Egipto los menores no existen a nivel administrativo, no tienen documentos de identidad, expediente de escolarización, partidas de nacimiento, pasaportes. Son poco más que una responsabilidad que libremente han tomado unos adultos: generalmente, sus padres.
De modo que cada vez que una mujer abandona a los hijos que tuvo en su primer matrimonio los condena a la no existencia, a ojos del sistema. La mayoría de ellos jamás tendrán documentación alguna. Nunca constarán para el Estado, serán sin papeles en su propia tierra. Gente que vivirá y morirá sin acceso al sistema educativo, laboral, político, sanitario. Vamos, que si alguien abandona a un niño egipcio es como si hubiera abandonado a un perro, o dejado atrás a uno de los sudaneses que huyen de la guerra civil.»

 

Los protagonistas son los homies, niños sin hogar de El Cairo, que malviven o sobreviven en el cementerio más grande del mundo, en El’ Arafa. Cada uno se gana la vida como buenamente puede, buscando la manera de contribuir a la economía familiar. Porque eso es lo que son al fin y al cabo: una familia. Lo más parecido al menos, unos seres que se preocupan los unos de los otros, que se cuidan y con los que compartir sus vidas. Vidas que transcurren con charlas y comidas sobre una lápida en un cementerio y drogándose a base de esnifar pegamento, haciendo la existencia más llevadera. Y es que al fin y al cabo no puedes echar de menos algo que no conoces.

 

La historia de partida es esta, la historia de los homies. Capítulo tras capítulo irá presentando a los personajes, sus trabajos, sus vidas anteriores a esta, lo fácil que en algunos casos sería encarrilar de nuevo sus vidas si supieran cómo. Hasta que un día dos de ellos desaparecen tras la puerta de un nicho del cementerio. A partir de ese momento la acción se precipita y la parte de fantasía despliega sus alas en todo su esplendor hasta conducirnos a un final brillante y redondo.

 

Lo mejor de todo es la narrativa de Bueso. Bueno, la narrativa y la imaginación tan extensa que puede llegar a tener. Pero la forma de contar las historias, haciendo en muchos puntos que llegues a reírte a carcajada limpia, no tiene precio. La conversación entre David y el defuncionario del Ayuntamiento no tiene desperdicio. No todo son risas en la novela, no me malinterpretéis, pero sí que es cierto que hay un cierto sentido del humor latente en toda la novela, lo cual es de agradecer en algunos puntos para sobrellevar los temas que trata.

 

¿Recomendaría la novela? Por supuesto. No solo es una historia magnífica, sino también muy bien contada. Si no estáis acostumbrados al género habrá cosas que os descoloquen un poco como me sucedió a mí pero enseguida te introduces de lleno en el universo que crea el autor y te dedicas simplemente a disfrutar de la historia, olvidándote de si tienes un bagaje que te permita absorber toda la esencia de la historia.

 

Mención especial a la magnífica edición de Valdemar: en tapa dura, con un formato muy cuidado y una buena tipografía. Detalles de esos en los que sólo sueles fijarte cuando destacan por positivos o negativos, y estos son de los buenos.

 

 

Título: Extraños eones.
Autor: Emilio Bueso.
Editorial: Valdemar. Colección Insomnia (2014)
ISBN: 9788477027690
Páginas: 288
Precio: 20€
Ficha de Extraños Eones en Valdemar:

http://www.valdemar.com/product_info.php?products_id=710