«Saeko no pudo familiarizarse con la palabra soledad. O, tal vez, lo que sucedía era que estaba tan familiarizada con esta sensación que no era capaz de distinguirla de forma precisa»

 

«Tras un domingo a modo de calentamiento, el lunes por la mañana retornó la vida de todos los días. La conciencia de que aquél era un día laborable era refrescante.»

 

«- Ahora sí sé quién eres.

– ¿Y quién soy?

– La persona que siempre he estado buscando. […]

– Pues me has encontrado. […]

– No lo olvides, ¿eh? […] No olvides que te buscaba. Que vivía buscándote»

 

 

Este lunes, podréis leer la reseña de El año de Saeko.