Muerte con pingüino, de Andrei Kurkov (1996)

Misha había aparecido ‘chez’ Viktor hacía un año, cuando el zoo estuvo repartiendo animales hambrientos a quien pudiera darles de comer. Viktor había pasado por allí y había vuelto con un pingüino rey. Su chica lo había abandonado hacía una semana y se sentía solo. Pero Misha le había traído su propia soledad y ahora el resultado eran dos soledades complementarias, que daban más la impresión de interdependencia que de amistad.

Este es uno de los párrafos que encontramos en el arranque de Muerte con pingüino de Andrei Kurkov, que no solo nos explica la situación de Viktor y de su pingüino Misha en unas pocas frases, sino que nos transmite qué vamos a encontrar en esta extraña novela. Viktor vive con un pingüino rey, un animal que puede llegar a alcanzar los 1,20 metros de altura (vamos, que no es precisamente una mascota pequeña). Su existencia es anodina y sin emoción, lo que resulta contradictorio al ser alguien que tiene en su casa un pingüino. Trata de dedicar su vida a escribir relatos breves breves breves. Tan breves que no puede vivir de ellos. Sin embargo, esta habilidad para la sencillez en sus textos le proporcionará un trabajo muy peculiar: redactar necrológicas de gente viva. Tan solo necesitará una máquina de escribir y algunos datos de las personalidades sobre las que versarán esas estelas. Incluso puede trabajar desde casa.

 

De este modo, Viktor comienza una nueva etapa de su vida que le llevará a conocer a gente casi tan peculiar como él. A su jefe Igor, al agente de policía Sergei, a Sonia, a otro Misha, al pingüinólogo Pidpaly. No serán muchos los personajes que se crucen en su camino, pero todos ellos sirven para mostrarnos la verdadera naturaleza de Viktor. Estamos ante un protagonista pusilánime que no pone el más mínimo inconveniente a la hora de que todo el mundo le diga lo que debe hacer. A lo largo del libro, iremos desentrañando las incógnitas de ese extraño trabajo. Lo haremos a la vez que él, ya que la historia está narrada en primera persona. Sin embargo, a pesar de lo escalofriante de algunas de las verdades que irá descubriendo, él tan solo sigue adelante sin hacer nada para cambiar las cosas. Será en las últimas veinte páginas cuando encontraremos un giro que será crucial para conseguir que esta obra sea redonda.

 

Han sido muchos los que me han recomendado esta historia en las últimas semanas y reconozco que si no hubiese sido por eso habría abandonado la novela antes de llegar a la página 50. No está mal escrita, no es eso. Sencillamente parece que no pasa nada. Durante más de doscientas páginas viviremos la cotidianidad de Viktor y Misha, una existencia sin emoción ni alteraciones. Aparentemente. Viktor escribe sus textos, Misha come sus raciones de pescado, conocen a unos, a otros, charlan, dan paseos. Debido a que Viktor es quien narra su vida en primera persona, y debido a su carácter tan domable, no apreciamos grandes cambios en su día a día. Pero eso es solo porque es él quien lo cuenta. Incluso en los momentos emocionantes, él simplemente continua adelante sin que eso le cause mayor trastorno que una noche en vela. Deberá ser el lector el que vaya poco a poco casando las piezas para descubrir qué está pasando en realidad.

 

Pingüinos Rey

El estilo es sencillo. No existen grandes alardes narrativos, y la trama transcurre reposada y con calma. La voz que consigue darle a nuestro protagonista es perfecta para su carácter. Estamos ante un ser melancólico, inseguro, solitario, al que le cuesta conectar con la gente. Tan solo parece que se entiende con Misha, el pingüino, lo que dice mucho de su forma de ser. Rara vez conecta con las personas de su entorno, y suma soledades en vez de apegos. Sin embargo, el lector no percibe que Viktor sea un hombre que sufre por esa soledad, sino que más bien la disfruta. Y cuando ese aislamiento se ve interrumpido por el día a día le resulta molesto. Quizá por eso tan solo es un espectador. No se implica, no se emociona, no sufre.

 

Y no he podido evitar pensar en cuánto nos parecemos todos a Viktor. Actualmente, vivimos en un país en el que se ha demostrado repetidas veces que somos gobernados por personas que son incapaces de desempeñar ese cometido. Que nos roban. Que nos engañan. Que nos arrebatan derechos y privilegios ante nuestra mirada impasible. Y no hacemos nada. Vivimos un momento de rabia, un calentón por redes sociales, una noche en vela, y al día siguiente seguimos adelante gracias a nuestro instinto de supervivencia. Obviando el dolor. Aceptando lo que viene. Sin más.

 

No sabría catalogar Muerte con pingüino. Tiene trazas de novela negra, pero no es lo que más pesa en ella. Tiene un trasfondo social y político con una importancia crucial para lo que le sucede a Viktor, pero tampoco va de eso. Es un libro sobre la vida. Y sobre un pingüino.

 

 

Título: Muerte con pingüino (Смерть постороннего).
Autor: Andrei Kurkov.
Traductor: Mario Grande y Mercedes Fernández
Editorial: Blackie Books (2018)
Año de publicación: 1996.
ISBN: 9788417059460.
Páginas: 288.
Precio: 21€
Ficha del libro en Blackie Books: https://www.blackiebooks.org/catalogo/muerte-con-pinguino/

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Totalmente de acuerdo, a mi me gustó mucho la impasibilidad de Viktor ante las circunstancias que le rodean a pesar de no ser nada triviales. Misha el pingüino y Misha el no pingüino grandes personajes. Es mucho más que una novela negra. Saludos.

    Me gusta

  2. Margari dice:

    Pues sí, por lo que cuentas, por desgracia, nos parecemos mucho a Viktor. Pero no termina de convencerme esta vez esta lectura. Y con tanto pendiente…
    Besotes!!!

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s