El caso Lerouge, de Émile Gaboriau (1866)

Los vecinos de La Jonchère llevan al menos dos días sin ver a la viuda Lerouge. Por ello, cinco conocidas de ella deciden acudir a la comisaría de Bougival a denunciar su desaparición ya que sospechan que le haya ocurrido algo. Policías y señoras acuden a la apartada casa de la viuda, llaman pero nadie abre. Fuerzan la puerta. Y efectivamente, el cadáver de la señora Lerouge yace tumbado en el suelo del salón con signos de violencia. Muebles forzados y con su contenido revuelto, desorden en el dormitorio, y cenizas que evidencian que un fuego ha estado a punto de consumir el cuerpo y la vivienda de la pobre mujer. Tenemos un caso que resolver, y por lo tanto una novela de misterio entre nuestras manos.

 

Es poca la información que los vecinos poseen sobre la viuda Lerouge. Unos dicen que era visitada por algún amante, otros que en realidad no era viuda, algunos creen que tenía un hijo, y la policía comenzará a recabar información de todos aquellos que alguna vez tuvieron algún tipo de trato con la víctima. Pero no tendremos que esperar muchas páginas para que los investigadores se den cuenta de lo poco fiables que son los testimonios de los testigos y se volcarán en la búsqueda de pruebas. Huellas de pisadas, guantes desgarrados, restos de tejido en las uñas de la víctima. Poco a poco comenzarán a ver la escena del crimen con otros ojos y cada evidencia será medida al milímetro para cuestionar cada una de las palabras de aquellos que poco a poco se ven involucrados en el caso.

 

Seguramente un lector de novelas negras del siglo XXI vea en El caso Lerouge tan solo la parte de folletín, que la hay, dejando de lado la grandeza que aporta a la historia de la novela de misterio. Esta novela fue publicada por entregas por primera vez en 1865, 25 años después de la fecha fijada por muchos como el inicio de la novela negra / de misterio / de intriga / policíaca / detectivesca. Y sí, englobo todas bajo la misma denominación, aunque con diversos nombres, porque en sus comienzos no había tan grandes diferencias entre un tipo y otro. Tenemos un crimen y un equipo de investigadores que tratará de resolverlo. Aunque la historia personal de algunos de los personajes ocupará gran parte de la novela, tendremos descripciones detalladas del trabajo de la policía, anteponiendo en cualquier caso la justicia a todo lo demás. No importan las clases sociales de los sospechosos, todos se encuentran bajo el punto de mira de la policía y deberán probar su inocencia. En un momento en el que precisamente en Francia la policía no era vista con buenos ojos, El caso Lerouge trata de instaurar el sentimiento de que las fuerzas del orden están ahí para defender al inocente, sin importar su condición ni el dinero de su cuenta bancaria.

 

 

A pesar de ser esta la primera entrega de Monsieur Lecoq, su papel en esta novela no es especialmente relevante. Quien tomará las riendas de la investigación será Pére Tabaret, un antiguo trabajador del Monte de Piedad, que ejercerá de detective aficionado demostrando una magnífica intuición y una gran inteligencia al escuchar lo que todos los implicados tienen que decir. A pesar de que la relevancia de Lecoq no es grande en esta novela, el personaje sentará las bases que seguirán algunos detectives tan importantes como Poirot, Maigret o el mismo Holmes. La relevancia de Lecoq es enorme, debido por un lado a que es heredero del método deductivo de Auguste Dupin de Edgar Allan Poe, y por otro lado porque está inspirado en un personaje real que supuso una verdadera revolución en la Francia del s. XIX: Eugène-François Vidocq (1775-1857)

 

¿Sabías qué…?

Emile Gaboriau trabajó como secretario de Paul Feval, también escritor de muchas novelas de tema criminal, en las que a veces empleó como instrumento la investigación, aunque generalmente se limitó a apropiarse elementos de otros escritores, como Dumas o Fenimore Cooper. Se sospecha incluso que fue negro literario de Feval.

 

Gaboriau se sentía fascinado por la labor de la policía, y estaba muy al corriente de las operaciones de la Sûreté, así como de las funciones que desempeñaban los jueces en un caso o de los mecanismos empleados por la policía a la hora de abordar un interrogatorio. Los crímenes eran portada de los principales periódicos, y el público demandaba este tipo de historias para ser leídas en el periódico que compraban cada día. Gaboriau supuso una revolución porque los lectores dejaron atrás las historias centradas en los criminales de las noticias, por las historias centradas en la policía y la investigación criminal que llegó con Lecoq.

 

En cualquier caso, El caso Lerouge es una novela magnífica. La parte más folletinesca está magníficamente llevada para que quieras saber más sobre la historia, aunque hay que reconocer que en algunos momentos resulta demasiado intensa.En cualquier caso, la descripción de los personajes, la ambientación de la novela, y especialmente la descripción de los procedimientos policiales, son brillantes. Pero no olvidéis que estamos ante una novela de 1866. No esperéis una acción desatada ni una violencia desmedida. Queda mucho para eso todavía.

 

Título: El caso Lerouge (L’Affaire Lerouge)
Autor: Émile Gaboriau.
Traductor: Jaume Fuster.
Editorial: Península (1972).
Año de publicación: 1866.
Páginas: 200.

 

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Margari dice:

    Otro libro que me descubres! Y de nuevo me dejas con ganas!
    Besotes!!!

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    1. Marta Marne dice:

      Gracias por pasarte, Margari.

      Me gusta

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