Joe, hijo pequeño de la familia Coughlin, está empezando a tomar una serie de decisiones desafortunadas y alejadas de lo que se esperaría de él como Coughlin. Su padre es el capitán de la policía de la ciudad. Su hermano mayor Danny también fue agente de la ley. Y su hermano Connor, ayudante del fiscal del distrito. Aunque es cierto que ser policía en los años 20 en Boston no era precisamente síntoma de honradez y de hacer prevalecer la justicia y el orden por encima de todo, Joe tomará el camino opuesto para convertirse en un fuera de la ley.
Cuando arranca Vivir de noche la familia de Joe no es una familia modélica. Muchas fueron las cosas que se torcieron en la vida de los Coughlin que han hecho que tan solo queden en el núcleo familiar Joe y su padre Thomas. Su padre no deja de advertirle que se está equivocando, pero Joe ha escogido su propio destino. Parte de la culpa de esas elecciones es de Emma Gould, una mujer que trastocará la mente de nuestro protagonista haciendo que él sea capaz de hacer cualquier cosa por tratar de estar con ella.
Resulta complicado contar algo del argumento de esta novela, porque el abanico de acontecimientos que se suceden es tan amplio que es imposible tratar de resumir la historia sin desvelar algo relevante para la trama. Aunque podéis haceros una idea del tipo de sucesos que puede contarnos Lehane. Estamos en Boston en 1926, momento álgido de la Ley Seca, un período en el que la policía era tan corrupta como los gánsteres que se ocupaban del negocio del alcohol ilegal, donde los tiroteos en las calles eran frecuentes y donde era poco probable que murieras de viejo.
Lehane nos lleva de nuevo al Boston de esos años para narrar pormenorizadamente la vida de las calles, de los bares, de la cárcel y de las familias de la época. Es curioso el modo que escoge para relatar lo que quiere contarnos. Ya lo hizo también en Cualquier otro día. En Vivir de noche cogerá a Joe con apenas veinte años y viviremos con él más de una década. No se especifican los años que pasan exactamente, pero se transmite la sensación de que ha pasado una vida entera. De este modo, Lehane nos mostrará los cambios en la forma de pensar y de actuar de Joe en función de todo lo que le va pasando, cómo algunas muertes le cambiarán para siempre o cómo y por qué escogerá en quién confiar y en quién no.
Una de las bazas que juega Lehane en la novela es la diferenciación entre el bien y el mal. A pesar de perfilar personajes absolutamente malvados, existen muchos otros que no son malos por completo ni buenos por completo. Joe es un gánster. Su forma de vida consiste en conseguir dinero de formas ilegales: tráfico de drogas, posesión de prostíbulos, destilado de alcohol. Joe no es un asesino, rara vez se ensucia las manos, pero es responsable de la ejecución de decenas de personas a lo largo de la novela. Sin embargo, es una persona con un fuerte sentido de la lealtad, amigo de sus amigos, que trata de devolver a la sociedad gran parte de lo que él mismo le está arrebatando. Es un hombre que a pesar de todos los pesares ama y respeta a su familia, que cuando se enamora es capaz de las mayores locuras por la mujer que ama, que evita cometer crímenes innecesarios y que por encima de todo respeta a sus iguales.
Uno de los personajes fundamentales en este particular será el de Loretta Figgis, una mujer que tan solo aparecerá en unas cuántas páginas de la novela pero que cumple a la perfección su función de mostrarnos qué clase de persona es Joe. Loretta, por una serie de acontecimientos de su vida, se convertirá en un icono religioso para sus vecinos, llegando a convencerles de que el juego y el alcohol no son bien vistos a los ojos de Dios. Y a pesar de lo que todo el mundo cree en un comienzo, Loretta alcanzará un poder y una influencia enormes que pueden dar al traste con todos los negocios de Joe. En este momento de la novela es quizá cuando más claramente podemos ver el tipo de persona que es Joe Coughlin por las decisiones que tomará por su amistad con Loretta.
Como ya os comentaba en la reseña de Cualquier otro día considero que hay dos puntos clave para que las novelas de Lehane nos atrapen como lo hacen y resulten tan fáciles y placenteras de leer. Por un lado, la creación de personajes. Lehane consigue ese punto exacto en la construcción de sus protagonistas que hace que nos sintamos identificados con gran parte de ellos. Escoge a gente corriente, con deseos e inquietudes universales como son la ambición, el deseo de poder, la lealtad, la búsqueda de la felicidad y por encima de todas ellas el amor. Por otro lado, la construcción de diálogos (¿será porque se ha dedicado a la escritura de guiones durante años?). Lehane consigue que durante páginas apenas haya nada más que conversaciones y que el lector no lo perciba. No porque sea tonto, sino por la agilidad que consigue aportar con ellos al texto. Uno de esos magníficos recursos para perfilar más claramente a los personajes: a través de su propia voz.
Y de nuevo volvemos a tener el tema del racismo de fondo en esta novela. Los Coughlin siempre van un paso por delante en este tipo de planteamientos, tratando a todos los seres por igual, sin importar su color o su lugar de procedencia. Les da lo mismo trabajar con negros, que con hispanos, que con italianos o gentes de cualquier otra procedencia. Quizá ese sentimiento de ser inmigrantes recién llegados a América influye para no rechazar a nadie por el color de su piel.
Si aún no os he convencido tan solo comentar que esta novela obtuvo el Premio Edgar en el año 2013 a la mejor novela del año, uno de los galardones más prestigiosos a nivel internacional dentro del género. Ahí lo dejo.
Título: Vivir de noche (Live by night).
Autor: Dennis Lehane.
Traductor: Ramón de España Renedo.
Editorial: RBA – Serie Negra (2013).
Año de publicación: 2012.
ISBN: 9788490064924.
Páginas: 432.
Precio: 19€.
Ficha del libro en RBA:
http://www.serienegra.es/articulo/novelas/nuevos_autores_novela_negra/1296/vivir_noche.html
Me da que me vas a tentar ahora con todos los libros de este autor… Me estás empezando a caer mal…
Besotes!!!
Me gustaMe gusta