La XII entrega de BCNegra ha sido la más nostálgica de todas a las que he tenido el placer de poder asistir. Quizá por ser un punto y aparte dentro del festival con la despedida del que ha sido su comisario y agitador desde el primer momento. Quizá por asistir a varias mesas centradas en rememorar el pasado de la ciudad. El caso es que por unos motivos u otros me he ido con una cierta melancolía pegada a la suela de mis zapatos.
A pesar de haber asistido solamente a la mitad del festival la sensación que me ha dejado ha sido dulce. Mucho. Es cierto que el ánimo con el que encaro los festivales actualmente es muy diferente al de hace un par de años. Antes trataba de asistir a todas y cada una de las actividades programadas, con sesiones maratonianas en las que no dejaba de sacar fotos y tomar notas. En la actualidad selecciono lo que me apetece ver y si en algún momento algo no me interesa demasiado, paso página y a por la siguiente mesa. En cualquier caso ha sido uno de los años en los que he visto mejor organización de contenidos y de las propias charlas.
Tras recorrer más de uno y de dos festivales creo que puedo afirmar que una mesa puede resultar un éxito si escoges un buen moderador para ello. Necesitas seleccionar a alguien que se tome la molestia de leer la obra de los ponentes, de realizar preguntas adecuadas e inteligentes, que sepa cortar a aquellos que tienen un exceso de afán de protagonismo y que no quieran ellos mismos ser quienes destaquen en dicha charla. Así, hemos tenido a Carlos Bassas, a Antonio Baños, a Pilar Argudo, a Antonio Lozano, o a Aro Saínz de la Maza entre otros, realizando una maravillosa labor de dirección en sus respectivos coloquios.
Que los escogidos para desarrollar los temas conozcan el terreno es otro punto fundamental. Si vas a rememorar la primera entrega de la Semana Negra de Gijón es imprescindible que los invitados hubiesen estado allí para contar de primera mano lo que fue ese festival. Si vas a hablar de la Barcelona de los años 20, selecciona escritores que hayan ambientado sus novelas en ese momento histórico. O si vas a hacer un homenaje a Manuel Vázquez Montalbán opta por aquellos creadores que sean herederos de su estilo.

Precisamente estas tres mesas que acabo de citaros son las que más me han dejado ese poso melancólico en el ánimo. Escuchamos hablar a Andreu Martín, Antonio Soler y Paco Taibo II (coordinados por Antonio Baños) en «Barcelona, años veinte» de cómo era la Barcelona de los años 20, similar en muchos puntos al Chicago del mismo momento, con una ciudad plagada de locales donde beber alcohol, estar con mujeres de mala reputación o donde la droga y las armas eran algo cotidiano en sus calles.

Uno de los puntos fuertes fue el homenaje a Vázquez Montalbán por el 40 aniversario de la publicación de «La soledad del mánager» con los tres últimos ganadores del Premio Hammett: Alexis Ravelo, Marcelo Luján y quien continuará el próximo año con la serie de Carvalho: Carlos Zanón (coordinados por Carlos Bassas). Hablaron de gastronomía, de periodismo, de denuncia social, de izquierdismo en sus novelas. Y sobre todo destacaron que Montalbán sacase las novelas negras de los quioscos para colocarlas en las librerías. Le otorgó al género un estatus que sentó las bases para que muchos ya consideremos hace mucho a las novelas negras como «novelas serias». Os dejo la crónica de esta mesa de mano de Juan Carlos Galindo, completa y como siempre, precisa.

Con John Simenon, el hijo de Georges Simenon, descubrimos detalles de la vida y la obra de su padre gracias en este caso más a la inteligencia del ponente que a la buena coordinación del moderador. Como gestor del legado de su padre conoce no solo al Simenon padre más desconocido para nosotros, sino también al novelista. A aquel hombre que era capaz de escribir sus novelas en 10-12 días (porque pasado ese tiempo decía aburrirse de los personajes), a ese hombre que dictaba sus pensamientos haciendo así que podamos conocer de primera mano cómo pensaba en determinados momentos de su vida, al que alcanzó tal fama que cada 4 o 5 días tenía la visita de un periodista en su casa. Una de esos coloquios con las que te quedas con ganas de más.

El plato fuerte del festival venía de la mano de Dennis Lehane y su charla con Antonio Lozano y Paco Taibo II. A pesar de la timidez de Lehane, Lozano supo hacer buen uso de su conocimiento de la obra y del autor para invitarle a contarnos su forma de afrontar la literatura: no busca la redención de los personajes en su obra, no le importa si los finales no son como el público espera que sean, trata de reflejar momentos y formas de pensar a través de las formas de hablar y actuar de sus personajes. Descubrimos un montón de claves para tratar de entender mejor su obra y el Boston que sirve como telón de fondo en ellas.

Como no todo iba a ser recreación en tiempos pasados, tuvimos charlas más clásicas. Como «Investigar», con Dolores Redondo, Sergio Vila-Sanjuán y Lorenzo Silva (coordinada por Pilar Argudo). Sin desmerecer el contenido de cada uno de los autores, me quedo con toda la serie de anécdotas y modos de trabajo que nos desveló Silva, un modo de afrontar la documentación en el que aborda decenas de conversaciones y testimonios que aunque no aparezcan en el texto final hacen que la riqueza del mismo sea mayor, por todo lo que está ahí aunque no lo veamos.

En la ya tradicional «Cosecha en castellano» pudimos ver cómo la diversidad da riqueza: Santiago Álvarez, Claudio Cerdán, Felix Modroño y Miguel Pajares tienen muy poco que ver en cuanto a escritores y su forma de narrar, pero el gran manejo de la charla de Aro Saínz de la Maza encontró los nexos de unión y de desconexión para conseguir un diálogo muy equilibrado en la que todos tuvieron un tiempo de exposición muy similar. Un gran éxito de público y que nos dejó más que satisfechos con todo lo que allí escuchamos.

Y si toda la semana había estado cargada de muestras de cariño y homenajes a nuestro ya jubilado comisario Camarasa, el broche final con la charla sobre su «Sangre en los estantes» con el que todos apuntan que será su sucesor fue la guinda del pastel. Las continuas citas a la obra del librero y los recuerdos de las anécdotas vividas en Negra y Criminal nos dejaron ver la complicidad existente entre Paco Camarasa y Antonio G. Iturbe. Y cómo no, se dejó entrever el papel tan importante que desde la sombra la librera Montse Clavé tuvo tanto en la librería como en el festival barcelonés.
Si tuviese que quedarme con una entrega de las cuatro a las que he asistido desde luego que me quedaría con esta. No podría asegurar si lo pienso solo por la calidad de los contenidos planteados, o por la carga emotiva que hemos vividos estos días. Tan solo le ha faltado el tradicional fin de fiesta en Negra y Criminal que tan especial hacía ese cierre. En cualquier caso, BCNegra no se jubila con su comisario. Por ello, permaneceremos muy atentos a qué camino toma la nueva dirección del festival.
Pero qué envidia!!! Sanita, pero envidia… Muy buen resumen el que has hecho. Se nota que has disfrutado mucho.
Besotes!!!
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Mi comentario humilde y con vergüenza…
Aquí en Perú no hay eventos de este tipo, lejos de esto quedan las ferias de libros, presentaciones de los mismos y algún conversatorio por algún lanzamiento o publicación o re-edición especial, pero no tienen punto de comparación con lo que desarrollan ustedes; pero no hay ningún evento que se ocupe de este genero de literatura y creo que en el resto de Sudamérica la situación es similar; lo cual es casi una lastima y casi un misterio en si, ya que material real para la ficción no nos falta (lamentable y cierto).
Empece en este genero con Jens Lapidus del cual había leído una critica o comentario solo de casualidad (dinero fácil) y leyendo prólogos y referencias del mismo libro llegue a James Ellroy, salte el charco por Stieg Larson y regrese a este lado del mundo con Ed McBain, Harlan Coben, Wambaugh ahora ultimo Per Whalo (al lado del telón de acero), y varios mas (menciono esos autores porque su bibliográfica anda dando vueltas en formato digital en la red :D), y tratando de encontrar la razón de porque puede ser tan interesante este genero encontré un prologo que menciona las similitudes entre la novela negra (y policíaca) con las tragedias griegas, algo que había observado es que en ambos se puede ver el desarrollo y caída de un personaje, que son muy bien descritos como personas de a pie con todos los defectos que puedes observar si haces algo de auto-obervacion, no es literatura enriquecida sino la observación e imaginación del autor que se toma el trabajo en serio para desarrollar una historia que te atrapa.
En fin, se podría hablar bastante mas de esto pero hay trabajo pendiente.
Y claro, hay que mencionar a Clockers de Richard Price (aka ClocerCrisis) que me costo lo mio llegar a ese libro; aquí algo de el en formato especial https://goo.gl/p4dxY3
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