La flor azul de Penelope Fitzgerald narra una parte muy concreta de la corta vida del poeta alemán Friedich von Hardenberg (1772-1801) (más conocido por el pseudónimo de Novalis que adoptó en 1798) y sin embargo me cuesta clasificarla como biografía novelada. Quizá porque no aborda la totalidad de su vida o quizá porque en algunas partes de la novela el propio von Hardenberg parece más un secundario que el eje sobre el que gira toda la historia. Si en novelas anteriores de la escritora he considerado que la ambientación era quizá el aspecto que más pesaba en el desarrollo de la historia, a esta hay que sumarle el increíble perfil que realiza de los personajes.
Fitzgerald, como ya es habitual en su obra, no arranca la novela con el inicio de lo que nos quiere contar, sino en un momento mucho más adelantado de la historia. De este modo, introduce información que en un principio el lector no sabrá hasta qué punto es relevante para que a medida que avanza la historia vayamos componiendo en nuestra mente la cronología de los acontecimientos narrados.
De este modo, como nos explica magníficamente Terence Dooley en el postfacio que se acompaña al final de la novela, en los capítulos iniciales se nos habla de Sophie y de su compromiso con von Hardenberg pero ella no aparecerá como tal hasta muchos capítulos después, al igual que sucede con el encuentro y enamoramiento de ambos personajes. Un compromiso que sorprende y escandaliza por partes iguales a todos los que les conocen. En primer lugar porque Sophie cuenta tan solo con 13 años de edad, y en segundo lugar porque opinan que las capacidades intelectuales de la joven dejan mucho que desear para compenetrarse con una mente tan lúcida como fue la de Novalis. Pero al enamorado no le importa nada de todo esto. Él está dispuesto a esperar a que la muchacha tenga 16 años, edad más apropiada en aquel entonces para contraer un compromiso matrimonial y está más encandilado de su alegría y su risa que de sus dotes mentales.
Así, viviremos la vida en la Alemania del Romanticismo de una forma por completo cotidiana, entre días de colada y leche de cabra. El elenco de secundarios será importante, pero no tanto como para perderse en la historia. Para ello, la escritora empleará capítulos cortos y breves, centrados cada uno de ellos en un personaje diferente, haciendo así que obtengamos una visión global de la forma de vida y sobre todo de la forma de pensar de la época.
Como bien nos indica la propia autora al inicio de la novela, los diarios y cartas del propio artista, que fueron publicados en cinco volúmenes y consultados por Fitzgerald hasta la saciedad, no solo hicieron que se empapase del espíritu de los románticos alemanes sino que emplease a lo largo de la novela muchas de las reflexiones y frases propias de Novalis para dar más realismo a la obra. Y en otro de los apuntes que nos introduce en la nota inicial podéis apreciar lo que os he comentado en todas las reseñas de sus novelas: su proceso de documentación era enfermizo (en el buen sentido de la expresión), llegando a preocuparse por detalles nimios de los que luego tan solo escribe un par de líneas, como en el ejemplo del que nos habla al principio (una operación realizada sin anestesia, de la que luego escribe tan solo unas palabras). Puede parecer algo innecesario, pero tras haber leído varias de sus novelas comprendes lo importante que era para ella meterse en la piel de un ciudadano de la época para así poder transmitir la esencia del momento.
La flor azul fue la última novela que Penelope Fitzgerald terminó y publicó en 1995. Fue premiada con el National Book Critics Circle Award y todos los entendidos consideran que es su obra maestra. Para los lectores de a pie, sin tanto bagaje o tantos conocimientos acerca de todo lo que nos cuenta sobre Novalis, es una obra magnífica pero que te hace sentir que hay algo que no estás alcanzando a ver. Lo que está claro es que es una de esas novelas que merece varias relecturas detalladas. Yo he avanzado tantas veces adelante y atrás que podría considerar que la he leído dos veces antes de sentarme a escribir algo sobre ella.
Quizá no sea la idónea para empezar a adentrarse en la obra de Penelope Fitzgerald por la cantidad de capas de lectura que posee, pero está claro que es una lectura imprescindible para aquellos que ya la amamos. Aunque con ella termino mi pequeño homenaje por el centenario de su nacimiento, aún queda alguna novela por traducir y confío en que la Editorial Impedimenta, que tan gran trabajo ha hecho dándola a conocer en nuestro país, continúe con su labor y nos dé la alegría de ver de nuevo una novela suya en las mesas de novedades.
Título: La flor azul (The Blue Flower)
Autor: Penelope Fitzgerald.
Traductor: Fernando Borrajo.
Editorial: Impedimenta (2014).
Año de publicación: 1995.
ISBN: 9788415979104.
Páginas: 320.
Precio: 21,95€.
Ficha del libro en Impedimenta: http://impedimenta.es/libros.php/la-flor-azul
Ays, que tengo que estrenarme con esta autora, no me queda otra tras leer tus estupendas reseñas.
Besotes!!!
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Aplausos !! Muy buena reseña !!
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