Pronto será de noche, de Jesús Cañadas (2015)

 

¿Pensáis alguna vez en la muerte? No en la muerte en abstracto, sino en la vuestra. Casi todo el mundo, de manera ingenua, cree que va a morir de viejo, sueña con morir plácidamente mientras duerme a los 98 años. Pero si observamos a nuestro alrededor veremos que la realidad es muy diferente. Accidentes de coche, suicidios, largas enfermedades postrados en una cama de hospital, habitaciones sin visitas en una residencia de ancianos, cadáveres solitarios sin que nadie les añore.

 

Imaginaos que algo sucediese en la Tierra. Algún tipo de acontecimiento que nos indicase que el mundo se va a acabar. Pronto. Mañana. El martes que viene. O dentro de 3 semanas. ¿Qué haríais? ¿Esperaríais a la muerte disfrutando vuestros últimos días? ¿Trataríais de huir intentando de una forma desesperada poner remedio a algo que no lo tiene? ¿Y qué opción escogeríais? ¿Volver al sitio donde nacisteis? ¿Huir a la costa para ver el mar por última vez? ¿Tratar de reuniros con los seres queridos que os queden vivos?

 

Esto es lo que nos plantea de forma soberbia Jesús Cañadas en Pronto será de noche. Nos expone un escenario pre-apocalíptico: el mundo se va a terminar y riadas de personas huyen hacia el sur escapando de una amenaza que proviene del norte. No sabemos bien qué ha sucedido, se han cortado las comunicaciones, las últimas imágenes que pudieron ver en las noticias eran desoladoras. Muerte y terror. El fin está llegando y no parece haber modo de escapar. Pero el instinto de supervivencia es más fuerte que el raciocinio. Y huyen. Miles de coches inundan las carreteras, colman los tres carriles. Lo peor es que la cola avanza lentamente, están parados durante horas antes de poder moverse unos metros. Sin embargo, el hecho de que exista movimiento en esa huida les provoca que su esperanza no muera del todo y que no abandonen su coche para seguir a pie.

 

Junto con esta sensación pavorosa de fin del mundo, introduce nada menos que una investigación por asesinato. Las relaciones de los viajantes se reducen a los coches que tienen a la vista: uno con un policía, uno con una embarazada, uno con un médico, un autobús escolar lleno de niños, una autocaravana con un misterioso inquilino, un periodista-escritor condenado a muerte, un yonqui. En medio de esta locura, aparece un cadáver en uno de los coches, asesinado. Las puertas están cerradas por dentro y en el coche tan solo hay un ocupante, al modo de las novelas clásicas de género negro con los misterios de habitación cerrada (como El misterio del cuarto amarillo de Gaston Leroux, Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe, El hombre hueco de John Dickson Carr o la recientemente reeditada El gran misterio de Bow de Israel Zangwill).

 

Cañadas logra de una forma magistral transmitir esa sensación de asfixia, de falta de oxígeno. Líneas y líneas de coches, llagas en la boca por la falta de agua, ropa pegada al cuerpo por la falta de higiene y por el calor sofocante. Introduce un aspecto que considero fundamental para que la trama funcione así de bien: a excepción de los niños del autobús, nadie viaja acompañado. Un coche, un ocupante. Nada de ataduras, todos los personajes son al fin y al cabo lobos solitarios que aunque viajen en pos de algo deben hacerlo solos. Luchar por su propia supervivencia.

 

Si tengo que buscar un nexo de unión con su anterior novela Los nombres muertos diría que tiene una estructura parecida. Cada determinadas páginas da un golpe de efecto para que sigas pegado a sus páginas y no sueltes el libro hasta el final. Esa maestría que no todos tienen de que no quieras que el tren llegue a su destino, que no llegue la hora de la cena, que no tengas que ir a trabajar: lo que sea con tal de terminarlo. Aparte de eso, poco más tienen ambas novelas en común. El estilo está más depurado y la trama es más redonda. En Los nombres muertos me sobraron algunas páginas, llegó un punto de la lectura en que sentí que quería cerrar la trama ya. Sin embargo en esta los ritmos están mejor medidos, considero que tiene los giros argumentales justos y necesarios. La forma de contar la historia es la adecuada: frases cortas, personajes bien construidos, dosis justas de información, todo ello para generar esa tensión y esa curiosidad por saber qué les deparará el camino, qué ha sucedido detrás de ellos.

 

Pronto será de noche es una novela de esas que te meriendas en una tarde, que te atrapa desde la primera página y no puedes soltar. Una novela en la que no te importa tanto el destino como el viaje: al terminarla descubres que has disfrutado la historia, la tensión en la que te mantiene, pero que no te importa tanto si el final te satisface o no porque con lo que te quedas es con las historias de cada uno de los personajes. Sus motivaciones, sus miedos, su fuerza. Y eso lo digo teniendo en cuenta que el final me ha parecido perfecto, el que tenía que ser.

 

Como remate, la magnífica edición de Valdemar. No soy nada (NADA) partidaria del formato en tapa dura. No me gusta para leer, me resulta incómodo y molesto de sujetar. Pero el resultado en este caso es tan bueno, que no puedo dejar de alabarlo. La colección Insomnia nos está dando muy buenas sorpresas, incluso a lectores menos de género. En su momento, disfruté como una niña Extraños eones de Emilio Bueno, y tengo en la estantería El rito de Laird Barron.

 

Terror, angustia, sed, polvo y muerte. Todo ello en el coche de al lado. Este verano tened cuidado con las caravanas.

 

 

Título: Pronto será de noche.
Autor: Jesús Cañadas.
Editorial: Valdemar. Colección Insomnia (2015)
ISBN: 9788477028017
Páginas: 256
Precio: 19,50€

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Has multiplicado por mucho las ganas que ya traía de casa de leer la nueva novela de este autor. Gracias por ello. ;)Por el momento veo que Amazon no vende versión Kindle. Espero que esto cambie pronto.¡Un saludete!

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  2. Tabuyo dice:

    Últimamente me gustan este tipo de libros apocalípticos así que me lo llevo apuntado.Estoy de acuerdo contigo en lo de la tapa dura, serán muy bonitos pero a la hora de leer me gustan más tapas blandas.Un beso.

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  3. No sé, tengo mis dudas si es una buena lectura para mi en este momento. Besos.

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