El niño 44, de Tom Rob Smith (2008)

 

Muchos son los que sueñan con que su novela sea llevada al cine en forma de guión. Sea una adaptación fiel o no, mejor o peor conseguida, el cine es un género de masas que nos guste o no llega a más rincones del mundo que la literatura. Especialmente cuando estamos hablando de una producción estadounidense. Gracias a que alguien encuentra tu novela lo suficientemente atractiva para llevarla a la gran pantalla, la magia se produce. En el caso de nuestro país, nos encontramos con que la novela de Tom Rob Smith fue publicada en 2008, un año después la encontrábamos en bolsillo, y justo ahora con el estreno de la película Salamandra Black la recupera. Y es que nos guste o no, muchos son los que se acercan a la literatura a través del cine, o por el hecho de que les suene el título por haberlo visto en los medios.

 

De este modo, volvemos a tener en las mesas de novedades El niño 44, una novela de espías. Pero lo curioso del asunto es que es una novela de espías en la que el argumento principal no son los espías. Me explico. La novela tiene un primer tercio introductorio en el que trata de ponerte en situación: la Rusia Estilinista, el comunismo, la forma de pensar del momento, la forma de actuar de la gente. Puede parecer algo de perogrullo, entre literatura y cine más o menos todos tenemos una idea aproximada de cómo se vivía en aquel momento. Pero nunca está de más que te recuerden lo que es pasar hambre de verdad, hasta el punto de cometer verdaderas locuras por llevar algo a la boca, hasta dónde llegaba el miedo de la población, y cómo una negativa ante la autoridad podía terminar con tu vida. El miedo de la población se plasma de un modo magistral, convirtiendo en espía y chivato a cualquiera por pánico a lo que pudiese sucederte a ti o a tu familia.

 

Hoy estamos más que acostumbrados a la presunción de inocencia cuando eres acusado de algún crimen o delito: así te pillen con las manos en la masa, eres inocente hasta que se demuestre lo contrario. En la novela tratan de dejarnos claro en más de un momento y de dos que en aquel momento y lugar la premisa era la presunción de culpabilidad, y era prácticamente imposible deshacerse de ella. Una vez que eras acusado por algo, acababas encarcelado o ejecutado. Por eso precisamente había que cuidarse mucho de las posibles acusaciones, porque como recayese una sobre ti eras hombre muerto.

 

De este modo, conocemos a nuestro protagonista Leo Stepánovich Demídov un ingenuo agente de MGB que cree firmemente en su país y su causa. Hay que dar con los espías occidentales y darles su merecido. Tiene un vida idílica con una esposa preciosa, unos padres que le adoran y un trabajo que se le da realmente bien. Pero un buen día se topa con una extraña muerte, la de un niño pequeño. Y como agente del servicio de seguridad soviético debe seguir las órdenes que le dan: esa muerte no es un asesinato y los familiares no deben tratar de revolver el caso. Aunque el padre del niño trata de convencer a Leo de cualquier modo de que la muerte de su hijo no ha sido un accidente, él les deja claro qué sucederá si hacen mucho ruido con el caso. Circunstancias del destino harán que tiempo después se encuentre con un caso prácticamente igual en un punto muy alejado de dónde se dio esa otra muerte accidental.

 

Ese primer tercio del libro conlleva una lectura un tanto más lenta. Aunque mientras lo lees te preguntas en ocasiones que dónde está ese niño 44, que a qué viene el título de la novela, una vez finalizada comprendes que esa puesta en escena es necesaria para comprender al personaje, su forma de pensar, de percibir la realidad, su idealismo. No es la primera novela que me encuentro en que se investiga un asesinato en medio de una época de guerras. Y no deja de sorprenderme ese concepto de desarrollar una investigación por asesinato en un momento en que eran miles las personas que morían a causa de esa guerra. Al fin y al cabo, es solo una muerte más. Pero de algún modo, los narradores consiguen darle sentido a esa investigación y de un modo encubierto tenemos la denuncia de cómo la muerte de unos puede tener más relevancia que la de otros.

 

Una vez traspasado ese primer tercio, la trama se acelera y la intriga está realmente conseguida, encontrándote con una de esas novelas en las que no puedes parar de leer. ¿Quién es el asesino? ¿Qué motivos tiene para hacerlo? ¿A qué se debe que llene de tierra la boca de los niños que ha asesinado? El pasado jugará un papel muy importante en la trama, planteando si nuestro carácter se forja con las experiencias vividas de niños y si tenemos posibilidad de cambiar esa percepción del mundo.

 

Respecto a la adaptación de la novela al cine, nos encontramos con un film dirigido por Daniel Espinosa. Que a nadie le engañe este nombre tan hispano, porque el director nació en Estocolmo (aunque es cierto que es de origen chileno-sueco). Como protagonistas, Tom Hardy (Mad Max: Furia en la carretera, La entrega o El topo), Noomi Rapace (La entrega, Prometheus o la trilogía Millennium que la lanzó a la fama) y el grandísimo Gary Oldman (decenas de magníficos papeles entre los que me quedo con uno de los, para mí, mejores Drácula de la historia del cine)

 

 

Con un buen guión es más posible conseguir una buena película, y la historia como habéis podido ver es buena. La adaptación viene de la mano de Richard Price, que ya adaptó en su día El color del dinero, lo que creo que es una magnífica tarjeta de presentación. Esta que os traigo hoy, es muy muy fiel, alterando pequeños detalles y suprimiendo otros inevitablemente por tema de espacio, pero muy pocos son los que se ven alterados. No obstante, hay un par de estos cambios que alteran significativamente el cierre la trama y que hacen que la cinta quede un poquito coja en su conclusión. Obviando estas alteraciones, podemos afirmar que la adaptación es muy correcta, de esas en las que el lector del libro apenas tiene que insultar a la pantalla por los giros argumentales modificados, manteniendo el espíritu de los personajes y de la historia.

Como me suele suceder casi siempre, el libro me parece mejor. Debido a tener más margen de maniobra, los personajes están más desarrollados y te resulta más fácil comprender en algunos puntos por qué hacen lo que hacen. A pesar de ello, creo que en la película se entiende bien la historia aunque creo que cojea en cuanto a momentos estelares, algo que no le falta al libro. Eso sí, los 137 minutos que dura se te pasan en un suspiro, no hay margen al aburrimiento o a momentos carentes de significado. El pobre hombre que estaba roncando detrás de mí temo que se perdiese irremediablemente, porque es de esas películas en que más te vale no distraerte con otra cosa.

 

 

Título: El niño 44 (Child 44)
Autor: Tom Rob Smith.
Traductor: Mónica Rubio
Editorial: Salamandra Black (2015)
Año de publicación: 2008.
ISBN: 9788416237050.
Páginas: 448.
Precio: 19 €
Ficha del libro en Salamandra: http://salamandra.info/libro/nino-44

 

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. jimhawkns dice:

    La verdad es que no lo tenía planeado, pero después de leer tu reseña seguramente les dé una oportunidad tanto a la novela como a la película.

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  2. croix dice:

    No he leído el libro. Sí he visto la película y me pareció un quiero y no puedo

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  3. Margari dice:

    No me planteaba leer este libro pero ahora me has dejado con curiosidad. Y quizás después me anime con la peli.Besotes!!!

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  4. Mork dice:

    Lo acabo de terminar y me ha parecido brutal!!!!!!!!!!!

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