Asesinatos y un profesor de Historia del Arte. Este libro no podía dejarlo pasar.
Enrique Rodríguez es profesor de Historia del Arte, concretamente de Historia de las Ideas Estéticas (casualidades de la vida, la última asignatura que cursé y la que más me costó aprobar de la carrera). También ejerce la docencia de postgrado, siendo director de tesis de algunos alumnos. Un hombre serio, con algunas ideas un tanto revolucionarias y una vida aparentemente normal. Si no fuese porque compagina estas actividades con la de asesino.
Enrique no es un asesino en serie al uso. Toma todas las precauciones que están en su mano para que no le encasillen en un perfil criminal: todas sus anotaciones son en papel, nunca deja un rastro informático ni de localización GPS de sus movimientos, no se mueve en el mismo círculo geográfico, no mata a conocidos ni a aquellos con los que pueda obtener un beneficio con su muerte. Hasta tal extremo lleva esta última sentencia que se ve envuelto en una encerrona en la que es sospechoso de asesinato y no puede hacer nada por desviar esa acusación.
En esta historia se mezclan dos de mis pasiones: la literatura negro-criminal y el arte. Aunque la fuerza visual de las imágenes es impresionante, destaco sobre todo las reflexiones y sentencias que los autores introducen a través de una voz en off que es la del mismo protagonista.
«La pulsión asesina no proviene de una contaminación externa… No es un desvío o perversión de la naturaleza… Al contrario… Constituye la esencia de nuestro carácter, reflejo del deseo de poder, resorte último de la supervivencia… El mal anida en cada uno de nosotros y teje con sus oscuros hilos una buena parte de nuestros comportamientos… Aunque en determinadas circunstancias de abundancia y civilidad no lleguemos a matar, todos somos asesinos…»
«La notoriedad nos crea… Se diría que la privacidad, lejos de reforzar la identidad, la bloquea… Ya no importa conocerse a sí mismo sino que te conozcan los demás… Cuantos más mejor, no cuanto más mejor… Somos en función del otro… Y sólo somos lo que el otro quiere que seamos…»
A través de varios flashback, el protagonista nos narrará su vida como asesino, sus comienzos, de dónde surgió todo, cómo asocia el asesinato a una forma de expresión artística y visual. Las viñetas son en negro y blanco, con una clara predominancia del negro. Y el rojo. Allí donde hay sangre, hay color rojo. Algunas imágenes son de una fuerza desgarradora, tanto por el uso del negro como por la expresión de los rostros, la posición de los cuerpos.
Yo, asesino es una de esas obras que te generan inquietud, que te hacen reflexionar. Que no os engañe el soporte: en muchas ocasiones el público asocia el cómic al puro y duro divertimento, y no siempre tiene por qué ser así. Se puede compaginar esta vertiente de entretenimiento con la de la transmisión de una serie de conceptos, con generar una intranquilidad en el lector. Yo, asesino es de esas obras que te dejan huella, que hacen que durante días vuelvas a sus textos y a sus imágenes, que algunas, como las que podéis ver más arriba, se graben en tu retina.
*Si queréis completar la lectura y hacerla aún más especial, os invito a que leáis el guión de Antonio Altarriba que de manera totalmente generosa nos ofrece en su web: http://www.antonioaltarriba.com/yo-asesino/guion-yo-asesino/
Título: Yo, asesino.
Autor: Antonio Altarriba y Keko
Editorial: Norma (2014)
ISBN: 9788467917246
Páginas:136
Precio: 19,90€
Ficha del libro en Norma: http://www.normaeditorial.com/ficha/012037602/yo-asesino/
Página web de Antonio Altarriba: http://www.antonioaltarriba.com/
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