«Samuel Spade tenía una mandíbula larga y huesuda, con la barbilla en forma de V, debajo de otra V, la de la boca, esta más flexible. Las aletas de la nariz retrocedían ligeramente formando, a su vez, otra V más pequeña. Los ojos, de un gris pálido, eran horizontales. El motivo V lo retomaban unas cejas tirando a pobladas que nacían de dos surcos idénticos sobre la nariz ganchuda, y el cabello castaño muy claro partía de unas sienes altas y achatadas para terminar en punta sobre la frente. Tenía un simpático aspecto de Satanás rubio.»
Así arranca El halcón maltés. Y da igual cuántas veces leas esta descripción: en tu mente solo podrás ver a Humphrey Bogart. La brillante adaptación al cine de la novela de Hammett dirigida por John Huston hizo que la ya famosa novela de uno de los padres de la novela negra alcanzase el estrellato y nadie más pudiese ver a Sam Spade como a un hombre rubio de 1,80 de altura.
Pero primero vayamos con la novela. El halcón maltés es uno de esos grandes clásicos de género negro que todo aficionado debe leer y releer. Tras haber leído Disparos en la noche entiendes cómo Hammett llegó a construir esta obra maestra, cómo todas las pruebas que hizo en sus relatos tuvieron sentido para la construcción de esta joya.
Tras las narraciones en primera persona de las historias de El agente de La Continental, pasamos a una narración en tercera persona en esta ocasión. Como venía siendo habitual en sus historias, nos metemos directamente en harina en la primera página ya: una joven acude a la agencia Spade & Archer en busca de ayuda con una historia que resulta muy poco creíble sobre su hermana y un tipo sospechoso. Pero los 200$ que cobran por el encargo de vigilar al tipo hacen que las preguntas que rondan la mente de los dos investigadores se acallen.
Archer acude esa noche a vigilar al tipo y algo sale mal. El tipo y Archer terminan asesinados. En un juego de engaños y mentiras, Spade deberá descubrir de qué va todo esto, quién asesinó a su compañero y por qué la mujer que les contrató sigue pidiendo protección. Por cierto, uno de esos personajes femeninos por los que se suele acusar a los autores de hard-boiled de misoginia, y no puedo estar más en desacuerdo, ya que es un personaje fuerte que si lo piensas fríamente maneja los hilos de casi todos los hombres que aparecen en escena.
Como en sus relatos y en las novelas anteriores, la magia de la novela reside en los diálogos. Aunque ha perdido un punto de ironía para aportar más seriedad al personaje, está colmado de frases brillantes y son las que ayudan a definir cómo son en realidad los personajes.
«- Podría haberle disparado, señor Spade.
– Lo podría haber intentado – concedió Spade.»
Originalmente la novela se publicó en Black Mask en 5 entregas, de septiembre de 1929 a enero de 1930. Y como novela independiente el 14 de febrero de 1930. El propio Hammett estaba muy orgulloso de la novela, como le transmitió a Harry Block, uno de sus editores:
«I started The maltese falcon on its way to you by express last friday, the fourteenth. I’m fairly confident that it is by far the best thing I’ve done so far, and I hope you’ll think so too.»
En esta misma carta ya le sugiere a Block la posibilidad de convertir su novela en una película, como estaba empezando a ser habitual en la época. Y quizá por eso tiene pinceladas de lo más cinematográficas:
«Sonó un teléfono en la oscuridad. Al tercer timbrazo crujieron unos muelles, unos dedos tantearon en la madera, algo pequeño y duro cayó con un golpe sordo al suelo alfombrado, los muelles crujieron de nuevo, y una voz de hombre dijo:»
Si sois de los que solamente habéis visto la película de John Huston y no habéis leído la novela, ya os aviso que es increíblemente fiel. Pero el debate final entre Sam Spade y Brigid O’Shaughnessy acerca de cómo cerrar el caso y los motivos que aporta Spade, que en la película no es tan largo, es sublime. Tan solo por eso merece la pena leer la novela. Es uno de los alegatos más brillantes de la historia de la novela negra.
Acerca de las adaptaciones al cine, nos encontramos con tres.
– The maltese falcon (1931). Estrenada tan solo un año después de la publicación de la novela, con guión de Maude Fulton y Brown Holmes, dirigida por Roy del Ruth y protagonizada por Ricardo Cortez y una bellísima Bebe Daniels. La Warner se hizo rápidamente con los derechos de la novela por 8.500$ y tuvo un cierto éxito de taquilla.
Aunque el personaje de Spade resulta excesivamente galante y ligón, el de O’Shaughnessy es bastante bueno, y en general como adaptación es fiel y bastante correcta.
– Satan met a lady (1936). Con guión de Brown Holmes, dirigida por William Dieterle y protagonizada por Warren William y Bette Davis.
Sinceramente, la historia del cine no habría perdido nada si no se hubiese rodado esta cinta, que es más que dudosa como adaptación y como película en sí. Ni Bette Davis es capaz de salvarla.
– The maltese falcon (1941). Con guión del propio director John Huston y protagonizada por Humphrey Bogart y Mary Astor.
Adaptación brillante y fiel, y película espectacular. Huston quería a Bogart desde el principio sin importarle nada que no se adaptase a la descripción física del personaje. El director aporta algunas de esas pinceladas presentes en toda su filmografía. Por ejemplo, llama mucho la atención la presencia y visualización de los techos de las habitaciones, cuando era habitual montar escenarios sin techo y colmados de focos: de este modo la iluminación era más realista. Lo mismo sucede con la posición de la cámara en un punto más bajo del habitual, encuadres que el director aprendió del mundo del arte.
El film estaba presupuestado en 381.000$, y debido a que el rodaje se terminó dos días antes de lo previsto se ahorraron 54.000$. Los días totales de rodaje fueron 34. La película tuvo tanto éxito que desde la Warner quisieron sacarle más rentabilidad y le pidieron una secuela de la novela a Hammett. Pero debido a que tan solo le ofrecieron 5.000$ por la novela, finalmente no salió adelante.
La película tuvo tres nominaciones a los Oscars: por mejor película, por mejor guión adaptado y por mejor actor secundario (Sydney Greenstreet por el papel de Kasper Gutman). No consiguió ninguna de las estatuillas que recayeron en ¡Qué verde era mi valle!, El difunto protesta y Donald Crisp (en ¡Qué verde era mi valle!) respectivamente.
*Más reseñas de Dashiell Hammett en el blog:
Título: leído en la recopilación Todos los casos de Sam Spade (The Maltese Falcon)
Autor: Dashiell Hammett.
Traductor: Luis Murillo Fort.
Editorial: Serie Negra (2011)
Año de publicación: 1930.
ISBN: 9788498679496.
Páginas: 336.
Precio: 19€
¿Y si te digo que yo todavía no lo he leído? Un clásico con mayúsculas que espero leer algún día.Un besote.
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Aunque todavia vaya un poco atrasada, mi proposito era releer todo Hammett este año. He comenzado por Cosecha roja y en un par de meses llegaré a este. Y me muero de curiosidad por comprobar el contraste entre haberlo leido en la adolescencia y de adulta. Luego vendra el revisionado de la pelicula (y con un poco de suerte de las otras versiones) asi que tengo trabajo para largo, aunque lo afronteré con mucho gusto. Besos
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Yo sí la he leído,un clasicazo del género.En cuanto al cine,la versión de Bogart,es una de mis películas favoritas.Un beso.
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¿Y a mí que no me gustó demasiado? El año pasado leí varios de Hammett: Cosecha roja, La maldición de los Dain, The thin man, The Glass Key y este, que es el que menos me gustó con diferencia.
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NO lo he leído todavía. Y mira que la peli me encanta…Besotes!!!
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Primero leída la novela y después vista la película de Bogart. Muy buenas las dos.Un abrazo
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Jaja es inevitable ponerle esa cara al protagonista. Me pasó lo mismo con la vuelta al mundo en 80 días y los dibujos de Willy Fog.
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