Me encanta inventarme excusas para leer una novela. El que vaya a salir la nueva del autor es una excusa perfecta para leerse las anteriores. El que vayas a asistir a la presentación del libro, una forma de tener algo de qué hablar con el autor. Y mi mayor excusa por encima de todas: la asistencia a una semana negra.
Como sabéis, el Enero atravesé un país colmado de nieve para plantarme en Pamplona Negra. La asistencia a estas jornadas fue la excusa perfecta para leer de una vez la saga de Touré de Jon Arretxe, o para terminar con la serie de mi querido Eladio Monroy de Alexis Ravelo. Aunque mi plan inicial era leer más libros para dicho evento (siempre apunto demasiado alto), al final no me dio el tiempo para más y mi proyecto quedó ahí. Bueno, quedó aquí, con Un buen invierno para Garrapata, que fue el libro que me acompañó en mis cuatro horas de tren a Pamplona.
Para empezar, la edición invita a ser leída: un libro tipo bolsillo, con unas cubiertas increíblemente flexibles que puedes retorcer sin estropear el libro. Reconozco que este tipo de ediciones de Alrevés tienen el encanto de los libros de quiosco, de aquellas ediciones pulp que veía en mi infancia a decenas por mi ciudad. Y que antes de mi infancia se prodigaban aún más.
Las 200 páginas de Un buen invierno para Garrapata te las bebes es un suspiro. De hecho, me sobró tiempo para empezar otro libro en el viaje y para charlar con una señora muy amable que se sentó conmigo en Burgos. Todo esto os lo cuento porque para mí forma parte del recuerdo de la lectura de este libro: dónde lo leí, a quién tenía al lado, hacia donde iba, cómo me sentía al leerlo.
Desde luego, había una similitud entre el libro y mis circunstancias: yo no dejaba de ver nevar y en el libro no deja de llover. Con esa lluvia arrancamos y asistimos al secuestro de un perro. ¿De un perro? Sí, de un magnífico perro de raza, de esos carísimos, sustraído de un caserón de gente con dinero. Y es que eso es lo que buscan Manolo el Gitano, y Juan Patata el Titi: pedir un rescate por el perro. Su argumento es sencillo: los dueños tienen pasta y la gente quiere a sus perros.
El problema es que no tienen ni idea de a quién están robando y en qué momento, ya que al dueño del perro, Kamil, le pillan en un momento en el que lo que menos le importa en el mundo es el puñetero perro. Nina es la novia del tal Kamil, que resulta ser nada menos que un gánster de la Europa del Este.
La acción transcurre solo en 24 horas. Y cómo me gustan estas novelas con hora de caducidad, que sabes que en contadas horas todo debe resolverse, porque el tiempo de tu reloj va casi de la mano del reloj de los protagonistas. Además, las acciones son más precipitadas, hay mucho de azar en este tipo de tramas y un montón de malas decisiones que influyen en la resolución de los casos.
A pesar de los motes y de la variedad de personajes, no te pierdes ni un segundo. Gran parte de la velocidad de la historia viene dada por los diálogos, que colman las páginas de la novela. Y precisamente en los diálogos es donde creo que está el encanto de la historia, ya que se recurre a un lenguaje muy coloquial, de barrio bajo, que hace que el toque divertido esté presente constantemente. Qué difícil es encarar a personajes tan de la calle, introducir ese vocabulario, y que aún así no parezca que la novela es vulgar. Y está muy conseguido, cada uno tiene su voz particular, su modo de expresarse, tanto que no hace falta que te indique quién habla en cada momento para que reconozcas a los personajes.
Lo mejor de todo es cuando acabas la novela y te imaginas al autor del mismo palo que los personajes, un poco gamberro y con un toque irreverente. Y te das de bruces con la realidad al conocer a Leo, un hombre extremadamente educado, increíblemente culto y, eso sí, con un gran sentido del humor. Qué distintos son a veces los autores de la obra que crean, y qué gusto da buscar similitudes y diferencias entre ellos.
Título: Un buen invierno para Garrapata.
Autor: Leo Coyote.
Editorial: Alrevés (2013)
ISBN: 9788415900283
Páginas: 208.
Precio: 16€
Ficha del libro en Alrevés: http://www.alreveseditorial.com/fitxallibre.php?i=100
Hola Marta,Es todo un placer haberte descubierto a través de Hello.Me resulta súper familiar leerte, sobre todo en este post, que describes a la perfección todos esos elementos que tanto influyen en la lectura de un libro. El viaje, la compañía, las sensaciones, todo…Para mi un viaje en tren significa lectura y chocolate :-)Feliz inicio de semana 🙂
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Libro que me descubres y, para variar, me dejas con ganas de leerlo.Besotes!!!
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