El pequeño César, de William Riley Burnett (1929)

 

Qué rabia da descubrir obras maestras que están descatalogadas. Sé que es imposible mantener un stock constante de según qué libros, pero cuando te topas con un clasicazo da rabia saber que si no es en una librería de antiguo la gente no lo encontrará. Ojalá alguna de estas magníficas editoriales que hoy en día están recuperando joyas se decida a recuperar esta.

 

Puede que el título de la novela que os traigo hoy no os suene, pero el autor sí… ¿o no? Pero seguro que si os digo que es el autor de La jungla de asfalto eso sí que os suene. Al menos a los amantes de género negro. El pequeño César fue la primera novela que publicó Burnett allá por 1929 después de recibir el rechazo de alguna editorial. Tenía claro el tipo de novela que buscaba: dejó de lado la parte descriptiva para dejar paso al diálogo y a la narración de la acción. Sin florituras, sin páginas ni párrafos superfluos. Y lo logró. Consiguió una novela magníficamente escrita, directa, ágil y perfectamente asumible sin largas partes de ambientación.

 

Estamos al término de los locos años 20. Las mafias colman las calles de Chicago, se han hecho con el poder de la ciudad y de la economía, todo pasa por sus manos. Las bandas de mafiosos son las que crean los problemas y los asesinatos, hay que escoger bien con quién te alías. Y decidir si te introduces en una banda, porque como bien indica la novela una vez que has entrado no puedes salir. Controlan los bajos fondos de la ciudad: el juego, el alcohol y las drogas. Pero la ambición inunda sus almas y siempre quieren más.

 

Cesare Enrico Bandello, apodado Rico, pertenece al clan de Sam Vettori. Un vulgar atracador provinciano en principio, pero con un alto potencial que sabrá explotar a base de pisar o de pactar con todo el que se ponga a su alcance. Sam organiza un golpe en Casa Albarado, un local de uno de los rivales. Saben que habrá mucho dinero y organizan un golpe rápido, para llevarse el contenido de la caja fuerte y de lo que tengan en la caja registradora. La noche ideal será la noche de Año Nuevo. Rico acompañado de algunos secuaces de Vettori dan el golpe. Todo iba perfecto hasta que disparan y matan a un poli. A pesar de que las declaraciones no quedan claras y no dan con los culpables al momento la muerte de un poli no se olvida fácilmente y el caso no se archiva.

 

La novela nos narrará el ascenso y posterior caída de Rico, mostrando los recovecos de las mentes criminales, desde el mafioso sin escrúpulos a aquel que se suma a los golpes solo por el dinero pero que posteriormente no puede vivir con la culpa de sus actos. El ansia de poder ciega a muchos, pero como bien nos muestra la novela no a todos. Algunos tienen sueños más sencillos y accesibles, otra cosa es que les dejen llegar a cumplirlos.

 

La novela es magnífica. Los diálogos son como los disparos de una pistola, rápidos y secos. La ambientación se logra con pinceladas que colman la novela: música de jazz sonando de fondo, armas escondidas en cajones, petacas camuflando su alcohólico contenido, zapatos brillantes de charol, pecheras almidonadas y elegantes fracs, coches descapotables, noches oscuras, puertas traseras, traidores y chivatos, leales secuaces. Sin grandes artificios, sin largas descripciones, sin pompa ni boato, pero con un resultado espectacular.

 

La atmósfera conseguida como os digo es magnífica, pero el perfil que logra de los personajes quizá sea aún mejor. A través de sus actos y sus palabras consigue que conozcamos el alma de cada uno de ellos. Desde el más ambicioso al más humilde. Logra un retrato de la sociedad inmigrante italoamericana de la época que hemos visto en decenas de películas y novelas posteriores:

 

«Algunos italianos de aspecto miserable ocupaban el vestíbulo. No conocían a la Passalacqua, pero habían venido a curiosear. Estaban en silencio, esforzándose en echar una ojeada en el interior a través de la puerta entreabierta. Había mujeres con vestidos sencillos medio rotos, con niños en brazos y agarrados al cuello, mujeres encintas; viejos con cabellos blancos y rostros morenos y arrugados; muchachas que trataban de imitar la moda americana.»

 

El pequeño César junto con Un hombre llamado Louis Beretti y Scarface conforman el triángulo más conocido de las Crook Stories: novelas en las que el protagonismo de las fuerzas de la ley se trasladan al delincuente. Ya no tendremos el punto de vista de los que defienden el orden y la justicia, sino de los que están en contra del sistema, de los que buscan la forma de quebrantar la ley sin ser pillados, de los que buscan el camino más rápido. Estas tres no serán las únicas, vinieron muchas en las décadas siguientes, desde el Tom Ripley de Highsmith hasta Bernie Rhodenbarr de Lawrence Block. Hoy en día el género de gánsters es más que conocidos por todos, especialmente desde El Padrino de Coppola, pero en 1929 era conocido por el día a día de las noticias, no a través de las novelas. Y ya sabéis que en ocasiones hay temas de actualidad que solo pueden plasmarse en toda su extensión a través de la ficción.

 

Dato curioso: Nuestro protagonista Rico y sus hombres estaban inspirados en personajes reales, Sam Cardinelli y sus secuaces, sobre los que trataba primeramente una obra dedicada al mundo de los gánsters y editada por la Universidad de Chicago.

 

 

 

La adaptación de Mervyn LeRoy de 1931 protagonizada por el archiconocido Edward G. Robinson, es magnífica. Es muy muy fiel, con muy poquitos cambios, sobre todo cerca del final. Pero el resto refleja magníficamente el ambiente y los personajes de la novela. Debido a la brevedad de la película frente a la novela, que tampoco es especialmente larga, el ímpetu y las prisas de Rico por ascender y obtener todo el poder son algo mayores, pero ayuda a comprender perfectamente la transición que va sufriendo el personaje en la novela. En la película quizá se destaca aún más lo insoportable que se le hace a Rico el hecho de que alguien no se someta a sus órdenes y sus designios. Los secundarios se diluyen algo más frente al carisma de Robinson, pero no por eso pierde calidad la historia, simplemente se centra más en la trama principal de Rico.

 

 

En resumen, tanto la novela como la película son altamente recomendables. Ambas breves, por lo que no os robarán mucho tiempo, y el tiempo invertido merecerá la pena, os lo aseguro.

 

 

Título: El pequeño César (Little Caesar)
Autor: W. R. Burnett.
Traductor: Juan Carlos Silvi
Editorial: Planeta (1985)
Año de publicación: 1929.
ISBN: 9788432086601.
Páginas: 179.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Margari dice:

    Pues no me sonaba el autor pero sí La jungla de asfalto. Y después de leerte, con ganas me dejas. Pena que esté descatalogada. Habrá que probar suerte en la biblio. Besotes!!!

    Me gusta

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