Cosecha roja de Dashiell Hammett, o el bello arte de la relectura (1929)

 

Cuando empecé a escribir en este blog nunca contemplé la posibilidad de hacer reseñas sobre relecturas. Releo mucho, cada vez más. Hay semanas que lo único que hago es releer, desde novelas enteras a párrafos destacados (de ahí la importancia que tiene para mí subrayar, tomar notas o poner marcas en los libros)

 

Como os he comentado en los resúmenes del mes, estoy inmersa en la lectura de los cuentos de Dashiell Hammett, Disparos en la noche. Para mí este libro ha sido un enorme portal. Me ha despertado un apetito voraz que me ha llevado a leer una biografía de Hammett escrita por su hija Jo, me he hecho con una magnífica edición en inglés de las cartas que el propio Hammett escribió, y me he dedicado a leer ensayos sobre los inicios del hard boiled o sobre la historia de Estados Unidos de la época.

 

¡Y cómo echaba de menos que me pasase eso! No el hecho de enlazar una lectura con otra, sino la de abrir los horizontes, buscar y rebuscar información, disfrutar con el hecho de aprender, exactamente como me ocurría en la universidad cuando estudiaba materias que ni siquiera tenía en la carrera. Llamadme friki, pero para mí es una sensación magnífica.

 

Y todo este rollo viene a cuento de que leyendo los cuentos de Hammett he releído Cosecha Roja. Y creo que era necesaria una nueva reseña. Si leéis la que escribí en ¡diciembre de 2011! la sensación con la que me quedé fue con la de que era una novela que había envejecido mal. En ese momento el tipo de novela negra que leía era más o menos actual, y estaban (y por desgracia están) totalmente olvidadas mis lecturas adolescentes de Poirot, Marple o Holmes entre otros.

 

Al releer la novela tras leer los relatos, además de con unas cuantas lecturas más a mis espaldas, la perspectiva es completamente diferente. Se puede ver en montones de detalles el prueba-error de Hammett, el ensayo que fueron para él las decenas de relatos que publicó entre 1923 y 1925: en 19 meses desde noviembre de 1924, Hammett publicó 15 relatos, artículos, reseñas de libros y poemas. Y la extensión de esos relatos no es precisamente corta, que hablamos de relatos de unas 50 páginas (en la edición de Disparos en la noche de RBA, que no tiene un tamaño de letra especialmente grande)

 

Toda esa experiencia, el haber podido ver que el público adoraba al agente de la Continental, ver qué historias habían funcionado y vendido mejor, su propia experiencia como detective en la agencia Pinkerton, hicieron que Hammett pudiese crear Cosecha Roja. A pesar de tener aún la estructura muy marcada de novela por entregas, está bien ajustada al formato de novela. Y es que Hammett era un perfeccionista, y revisó con sus editores las entregas, suprimiendo y añadiendo partes para que tomase una forma conjunta más definida, aunque los cuatro bloques sigan estando muy marcados.

 

Para quien no la haya leído, en Cosecha Roja nos encontramos con el presidente y principal accionista de la Personville Mining Corporation y del First National Bank, además de dueño de los principales periódicos de la ciudad. Lo curioso es que a pesar de su poder, Donald Wilson está a la merced de dos bandas de gángsters. Ni la policía es capaz de poner orden, de ahí que recurra a los servicios de nuestro agente de la Continental. Lo mejor será cuando ni siquiera nuestro detective siga sus instrucciones y decida por su cuenta y riesgo limpiar la ciudad de toda la escoria que la asola. Toda una parábola de que el mal atrae al mal.

 

«No era bonita, la mayoría de sus arquitectos habían optado por lo ostentoso. Igual habían tenido éxito en un primer momento. A partir de entonces, los altos hornos cuyas chimeneas de ladrillo descollaban recortadas contra una lúgubre montaña hacia el sur le habían dado a todo una sucia uniformidad por efecto del humo amarillento que despedían. El resultado era una fea ciudad de cuarenta mil habitantes, ubicada en un feo desfiladero entre dos feas montañas que la minería había degradado por completo. Sobre todo ello se extendía un cielo mugriento que parecía haber brotado de las chimeneas de los altos hornos.»

 

Recuerdo la confusión que sentí con la primera lectura acerca de los personajes, debido al gran número de ellos que aparecen. Quizá al haberla leído ahora de dos sentadas mi perspectiva ha cambiado. Además, los relevantes se repiten infinidad de veces, y los menos importantes o son asesinados o no aparecen mucho más. Soy muy defensora de los personajes femeninos de las novelas negras, y en este caso no falta dicho personaje con la aparición de Dinah, una mujer dispuesta a cualquier cosa por dinero, con un solo interés en la vida: ella misma.

 

En esta novela, como el propio Hammett comentaba a su editora, se produce un cambio muy importante en su forma de plantear las novelas. En los relatos es muy habitual que el detective vaya por delante del lector. De hecho el procedimiento habitual en Disparos en la noche consiste en la recopilación de pistas, interrogatorios, y al final del relato una completa explicación de todo el caso y su resolución, apareciendo información que el lector desconoce. En Cosecha Roja se produce un cambio radical, ya que iremos paso a paso con el agente de la Continental, conociendo en todo caso la misma información que él posee. Y es un cambio brillante de cara al lector, ya que hace que te metas aún más en la historia, descubriendo pistas y sintiéndote parte de la investigación.

 

A pesar de la popularidad del agente de la Continental es curioso que no se adaptase al cine ninguna de sus peripecias. Así como la adaptación de El halcón maltés tuvo tal éxito que ha colaborado, y mucho, a la fama de Sam Spade y del propio Hammett, no hubo ni una adaptación en su momento de las historias del agente de la Continental. Incluso hubo una serie de películas basadas en los personajes de El hombre delgado (que comentaré en su momento con la reseña).

 

Existen algunas adaptaciones de Cosecha Roja, muy libres y no reconocidas en muchos casos. Las más conocidas quizá sean Yojimbo de Kurosawa, Por un puñado de dólares de Leone y El último hombre de Hill. Tan libres que yo las denominaría más bien inspiraciones que adaptaciones, porque había visto un montón de veces Por un puñado de dólares antes de visionarla tras la lectura del libro y os aseguro que nunca habría conectado ambas historias. La única que aporta originalidad es Yojimbo, las otras dos son remakes de la gran obra de Kurosawa. Nos encontraremos con un samurái que lo único que busca es beneficio personal y se alía con una u otra banda para conseguir sacar tajada, consiguiendo así que sean los propios mafiosos los que se acaben enfrentando entre sí como querían hacer desde un principio. A esto podemos sumarle la insistencia de nuestro protagonista de no desvelar su nombre nunca, y es que ya sabéis que el agente de la Continental da muchos nombres a lo largo de sus relatos y novelas pero siempre asegurando que no es el verdadero. Yojimbo también parece estar inspirada por otra novela de Hammett, La llave de cristal, pero es una de las que nunca he leído todavía de Hammett, así que tendré que leerla para comprobarlo.

 

Como veis, mi experiencia relectora ha sido amplia y muy satisfactoria. ¿Y vosotros? ¿Soléis disfrutar del noble arte de la relectura? ¿Hay algún libro al que recurráis más que otros?

 

 

He leído Cosecha Roja en la recopilación de casos de el agente de la Continental de RBA, con la traducción de Eduardo Iriarte Goñi:
Título: Todos los casos del agente de la Continental (Cosecha Roja – Red Harvest)
Autor: Dashiell Hammett
Traductor: Eduardo Iriarte Goñi.
Editorial: Serie Negra (2012)
Año de publicación: 1929.
ISBN: 9788490061688
Páginas: 688
Precio: 22,80€
Ficha del libro en Serie Negra:
http://www.serienegra.es/articulo/novelas/clasicos_novela_negra/1058/todos_los_casos_del_agente_continental.html

7 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Xula dice:

    Pues con los años yo he empezado a releer, cosa que antes nunca hacía. Porque al final te das cuenta que la impresion que tuviste en aquel momento vino condicionada por otras lecturas, el conocimiento del genero (o desconocimiento) o la madurez. Así que sí, ultimamente releo. Este año tenia pensado releer a Chandler porque me da la sensacion de que de adolescente no lo capté como lo haré ahora. Y por cierto, comprendo perfectamente esa sensacion de euforia que se siente al indagar, tomar notas y profundizar en un tema. ¡Aprevecha el subidón! Besos

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  2. Margari dice:

    Pues llevo tiempo sin releer. Pero es algo que me gusta hacer. Me gusta releer los clásicos, sobre todo. Y sí, más de un libro de mi época infantil… El libro que nos traes aún no lo he leído, pero caerá seguro. Besotes!!!

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  3. Algunas novelas del siglo XVIII y XIX inglesas van y por la tercera relectura. Ya ves que si frecuento esta honrosa costumbre. No he leído nada, por cierto, de este autor que nos acercas hoy hasta aquí.Saludos,

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