Tokio Año Cero, de David Peace

Todavía me estoy reponiendo. Tengo la boca seca y me cuesta tragar, tengo que digerir lo que acabo de leer, que dejen de temblarme las manos y que mi respiración vaya volviendo a la normalidad. Me habían avisado, mucho, pero David Peace es como una apisonadora. Tanto miedo me metieron con su tetralogía Red Riding Quartet que no me atrevo con ella. Y no sé cuándo seré capaz de leerla. Hay determinados temas con los que sufro, mucho. A todos nos pasa, todos tenemos un talón de Aquiles. Y David Peace es como una maldita china metida en mis zapatos.

La acción transcurre entre el 15 y el 28 de Agosto de 1946. Sorprende reflexionar sobre esto al acabar la novela, ya que las investigaciones abarcan más tiempo que estos 13 días y que la narración transcurre lenta. Todo comienza con la Rendición de Japón en la Segunda Guerra mundial. Al principio de la historia, todo el país ha sido convocado a buscar una radio para poder escuchar el comunicado. Pocos días antes, ese mismo mes, EEUU había bombardeado Hiroshima y Nagasaki. El país está en ruinas, la miseria colma las calles y asola a la población, todo es hambre, suciedad, enfermedades y piojos.

«Sirenas y advertencias durante toda la noche; Tokio caluroso y a oscuras, escondido y acobardado; noche y día, rumores de armas nuevas, miedo a las bombas nuevas, primero Hiroshima, luego Nagasaki, la próxima será Tokio…
Bombas que significan el fin de Japón, el fin del mundo…
Sin dormir. Solo soñando. Sin dormir. Solo soñando…»

Y en medio de todo este caos, de esta agonía en la que no sabes si cuando te levantes te volverás a acostar, aparece una mujer estrangulada. En un refugio, entre aguas residuales y escombros, el pelo sobre la cara, el cuerpo inflado en algunas partes. Todo indica que es un asesinato. Y te encuentras a ti mismo preguntándote, bueno ¿y qué? Es decir, en medio de una guerra, con millones de muertos, millones de familias desmembradas, ruinas por doquier, ataques aéreos, miseria, hambre, ¿qué importa una muchacha más? Pero claro, ¿dónde empieza el restablecimiento del orden, la vuelta a la normalidad de la vida, si es que eso es posible?

«Por las callejuelas de Shibuya y por los callejones de Shibuya, para visitar las direcciones que hemos sacado del expediente de Abe, para que allí nos den otras direcciones y luego otras, porque la ciudad es un océano de personas desplazadas, de gente que no para de trasladarse de aquí para allí y de vuelta al principio, en busca de un pariente, en busca de un hogar, en busca de un trabajo, en busca de una comida, de una cara familiar en una calle sin bombardear de un vecindario que no haya ardido, vendiendo esto y aquello para comprar un poco de esto y aquello, de cuarto en cuarto, de casa en casa, de vecindario en vecindario, ahora aquí y luego en otra parte, ahora en otra parte y de vuelta al principio, ahora de vuelta aquí y luego de nuevo en otra parte, pececillos minúsculos en un océano revuelto.»

Poco después aparecerán los restos dos muchachas más. Y todo apunta a que el culpable es el mismo. Al frente de la investigación y de la narración tendremos al detective Minami, otra persona más que sufre las consecuencias de la guerra, que luchó en el ejército, que volvió a casa y que intenta seguir con su vida. Eso sí, con una fuerte adicción a las pastillas para dormir y peligrosos contactos para conseguirlas. Casado, con dos hijos y con una amante.

La novela en sí es un retrato de sentimientos, de dolor, de angustia, de tristeza, de rabia, de asfixia. La temperatura es agobiante, no hay agua para poder darse un baño, las pulgas te comen cada rincón de la piel, el hambre te azota con fuerza. Y tienes que seguir, reconstruir tu ciudad, restablecer el orden, incinerar a tus difuntos, mirar hacia adelante.

«En el pasillo hay una chica. En el pasillo hay una chica desnuda. En el pasillo hay una chica desnuda a cuatro patas. En el pasillo hay una chica desnuda a cuatro patas que no puede tener más de catorce años. En el pasillo hay una chica desnuda a cuatro patas que no puede tener más de catorce años y a quien está penetrando por detrás un Vencedor, mientras ella mira por el pasillo interminable en dirección a Nishi y a mí, con las lágrimas cayéndole por las mejillas, cayéndoles por las mejillas y dentro de la boca.»

La narración es asfixiante. Frases cortas, repeticiones hasta el hartazgo, onomatopeyas japonesas, intercalado de frases cursivas que nos dejan leer el pensamiento del narrador.

«Me pican los piojos de la cabeza. Me rasco. Gari-gari. Me levanto de la mesilla. Me pica. Me rasco. Gari-gari. Voy al fregadero de la cocina. Me pica. Me rasco. Gari-gari. Me peino. Me pica. Me rasco. Gari-gari. Los piojos caen a puñados. Me pica. Me rasco. Gari-gari. Los aplasto contra el fregadero. Me pica. Me rasco. Gari-gari. Son blancos y cuestan más de encontrar. Me pica. Me rasco. Gari-gari. Abro el grifo. Me pica. Me rasco. Gari-gari. Sale agua. Deja de salir. Vuelve a salir. Me pica. Me rasco. Gari-gari. Me pica. Me rasco. Gari-gari.»

Si leéis todos los fragmentos que os he puesto, quizá la novela os tire para atrás. Entiendo que tanta repetición y tanta onomatopeya extrañan mucho. Pero cuando empiezas a leer la novela es como si todo cobrara sentido. Todo tiene un ritmo poético, una intención de hacer mella, que cada repetición te sumerja en un sentimiento, en una situación. Es difícil de explicar, pero cuando llevas varias páginas deja de parecer absurdo, todo tiene una intención.

No os voy a engañar, no es una novela fácil. Todos estos recursos literarios, más otros que seguro que me he perdido, hacen que la narración se vuelva trabajosa y lenta, que las páginas pasen despacio, que los sucesos parezcan detenidos en el tiempo. Y ahí está la genialidad. En una guerra, como en cualquier mal momento de nuestras vidas, el reloj se para (marca siempre las 12 como uno de los relojes de la novela), las horas no pasan, no pasan los días, el dolor te ancla y no te deja continuar. Sólo quieres que pase el tiempo, porque el tiempo lo barre todo, todo lo cura. Pero no sucede, todo se ralentiza, los minutos son horas, y las horas con días. Y Peace consigue esto como nadie.

Si estáis dispuestos a hacer el sacrificio, a echarle valor y tiempo, os recomiendo este libro encarecidamente. El viaje será tortuoso, pero merecerá la pena.

*Tokio Año Cero es la primera entrega de una trilogía. La segunda entrega, Ciudad Ocupada, ya está traducida y a la venta. Y me temo que no tardaré demasiado en leerla.

*Si queréis saber un poquito más sobre David Peace y su obra, dedicadle 5 minutos a estas dos magníficas entradas de Óscar Palmer, editor de Es Pop Ediciones:

http://www.culturaimpopular.com/2010/09/david-peace-exhumando-el-pasado.html

http://www.culturaimpopular.com/2011/01/david-peace-exhumando-el-pasado-2.html

 

Título: Tokio Año Cero.
Autor: David Peace.
Editorial: Penguin Random House.
ISBN: 9788439725046
Páginas: 476
Ficha de Tokio Año Cero: http://www.rojaynegra.com/libro/tokio-ano-cero/

12 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Jordi Valero dice:

    Me quedé en el primero de la tetralogia, y aún dudo si seré capaz de continuarla, y esperaba que esta nueva serie diese más respiro y con lo que cuentas me da que no es así… pero te doy la razón en que una vez leído la experiencia (traumática) ha valido la pena…

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  2. Esther dice:

    ¡Hola! Justo me había llamado mucho la atención Ciudad ocupada que la vi recientemente en novedades de la editorial, y me la apunté para adquirirla más adelante. Desde luego, tu estupenda reseña no me ha tirado para atrás, sino más bien para delante, ;).Un beso,Esther.

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  3. dsdmona dice:

    Curiosidad y miedo es lo que me hace sentir este hombre y sus libros… Algún día…D.

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  4. ¿Pero cómo no voy a hacer el sacrificio, madre mía? ¡¡Si cuánto más te leía más ganas me daban de ponerme a leer el libro ya!! No he leído nada de Peace, veo que con cualquier que empiece la sensación va a ser parecida, pero después de leerte este hace ¡alehop! en la lista y ha subido mucho. Que es que me gustan los retos ;)Besos

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  5. Tabuyo dice:

    Buff! Yo creo que lo voy a dejar pasar, he visto alguna mala crítica y me ha dado miedito. jejeje.Un beso.

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  6. Bea Mendes dice:

    Me lo llevo sin dudarlo. La época en la que está ambientada la historia siempre me ha interesado, y esa mezcla de asesinatos que hay que investigar, y la guerra de fondo, me resulta peculiar y atrayente.

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  7. Cristián dice:

    Hola, yo empecé a leerla y me cansó, me agotó, me molestó tanta repetición. Y como sentía eso, me dediqué a buscar comentarios sobre este libro y llegué a esta página. No la conocía, pero la seguiré visitando. Aunque Marta sí terminó de leerla, yo no pude. Me parecía muy interesante el lugar y la época. Pero no logré encontrarle sentido a la narración.

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    1. Marta Marne dice:

      Es un libro muy especial, es cierto. El recurso de las repeticiones y las onomatopeyas es muy propio de la novela japonesa, así que tiene sentido en esta obra. Yo no sé la recomendaría a todo el mundo, la verdad. Si no entras en la historia es difícil que te guste.

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    2. RICARDO CERDEIRA dice:

      No se si lees mucha novela negra,yo las novelas negras las leo de manera distinta a otras novelas,es decir,me hago una voz grave, y marco un ritmo de detective hablando al estilo de cine negro, esta novela hay que estar de animo bueno para leerlo,para mi es una obra brutal,si,es depresiva,dura,pero para mi es una obra maestra,las repeteciones pueden agobiar pero es que el que narra,el protagonista esta desesperado opresivo, con su pais desolado destrozado y humillado por la derrota,lleno de probreza y tragedia,y piojos,mugre, gari gari gari gari…para mi obra maestra.pero lo importante es leer y los que no puedan con ellos dejalos marcados,yo los que no puedo vuelvo a ellos para volver a intentarlos,un año dos, los que sean pero siempre vuelvo a intentarlo….un saludo.

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