Este libro me entró por el ojo en el momento que lo vi por Internet: ese formato tan parecido a los de Acantilado, esa maravillosa elección de un Toulouse-Lautrec para la imagen de la portada, y ese título. Pero es que cuando leí el argumento, sabía que sería mío.
Nos encontramos en una sociedad distópica, según nos señala la contraportada. Sin dar detalles sobre el pasado, se nos dan pinceladas de una sociedad heredera de una gran guerra, en la que han tenido un número de bajas muy elevado. Por lo tanto, el gobierno pone en marcha un Plan de Repoblación Nacional:
El gobierno había aprobado una nueva reforma, todavía más feroz. Los hombres que abandonaran a sus mujeres porque estas no quisieran tener hijos, recibirían una ayuda económica con su nueva esposa – Berta. Así podrían formar una familia, una familia patriótica, responsable, sin preocuparse económicamente. Querían dar su apoyo a los hombres valientes, hombres capaces de anteponer los intereses sociales a los suyos propios, hombres que cumplen en época de guerra y posguerra.
Como podéis ver, una ley llevada al extremo. Las mujeres sin hijos deben llevar un brazalete que las identifique, están marcadas, para que todos puedan saber quiénes son. Y en el momento que sepas que puedes estar embarazada, debes anunciarlo con una bandera en tu balcón de color azul, y corroborarlo con una de color rojo cuando se confirme la noticia. Todo esto, es debido a que el control de la natalidad es primordial para el gobierno, y si te niegas a tener hijos, puedes llegar a ser encarcelada.
Este es el panorama al que se enfrentan las tres mujeres del libro. La estructura se divide en tres, en tres mujeres sin hijo, por razones muy diversas.
La primera es Rita. Rita fue una de esas pocas afortunadas que está con su marido por amor. Y es que con esa legislación tan estricta lo que te mueve a casarte es el hecho de tener descendencia con tu pareja. El problema es que aunque Samuel quiere tener hijos, Rita no. Por una serie de acontecimientos en su familia, se niega. Le aterroriza el parto y morir. El problema es que es obligatorio tener hijos.
En segundo lugar, tenemos a Julia, una mujer que se muere por ser madre, pero con una enfermedad que lo hace muy complicado. El problema es que en ocasiones, los embarazos vienen. Y en esta sociedad, no hay formas legales de ponerle fin.
El gobierno había prohibido sistemáticamente los abortos sin contemplar los casos individualmente, las excepciones. Si Julia quería perder a su hijo, tendría que hacerlo de forma ilegal, como aquellas mujeres desgraciadas de las que se hablaba en las reuniones femeninas, aquellas mujeres pobres que no podían hacerse cargo económicamente de sus hijos porque tenían cuatro o cinco y abortaban, pobres desgraciadas, algunas obligadas por los maridos.
En tercer lugar tenemos a Mónica, una madre que perdió a su hijo hace 4 años ya, que no consigue superarlo para volver a tener otro hijo como le obliga la ley, y que busca los medios para evitar el momento de tener que ser madre otra vez. Ella ya es madre, afirma, de su Ariel. Aunque su hijo haya muerto, ella siempre será su madre.
Si os fijáis en los extractos que he escogido, no se aleja tanto a la sociedad de hace unos pocos años, los matrimonios de conveniencia, el estigma que suponía que no tuvieses hijos. Y las tres mujeres, representan a tres tipos de mujeres como las que ha habido toda la vida: la que no quiere tener hijos por decisión propia, la que pone en riesgo su vida por no poder abortar, y la que ha logrado ser madre pero aún así ha perdido a su hijo.
El argumento es realmente interesante, tiene reflexiones brillantes, y en uno de los puntos por desgracia ha dejado de ser una distopía para convertirse en una realidad: la nueva ley del aborto. Sin llegar a estar prohibido, se aproxima más a este modelo que al que habíamos logrado hace unos años. Cuando no son los padres de ese futuro hijo los que deciden si van o no a tenerlo, finalmente, puede sucederte esto:
Una madre que no está preparada para la maternidad va a vivir con un resentimiento que le va a ocasionar al niño problemas a corto y largo plazo. Una madre que acepta la maternidad y no la elige, está condenada para el resto de su vida al arrepentimiento. Una madre que no desea la maternidad no será nunca una madre, sino una mujer a cargo de un niño.
El estilo narrativo es muy sencillo, muy tierno, muy poético. Y para unas historias tan duras, resulta casi hasta chocante. Aunque en algunos puntos la narración parece que transcurre a pasitos, al terminarlo te das cuenta que nos ha contado 3 historias muy completas en apenas 170 páginas. Me habría gustado más desarrollo en la ambientación, en la sociedad en que viven estas mujeres, obligadas a la maternidad por ley. Pero es cierto que el peso habría recaído ahí en vez de en la voz de Rita, de Julia y de Mónica, que son quienes llevan la voz en esta historia, y quienes sufren en primera persona las consecuencias de haber nacido mujer.
*Me había propuesto no decir nada, pero creo que es inevitable: Jenn Díaz es insultantemente joven, nacida en 1988. No solo es una gran articulista, sino que ya tiene a sus espaldas 4 libros publicados. Quedaos con su nombre, porque esta chica va a llegar muy lejos.
Título: Mujer sin hijo.
Autor: Jenn Díaz.
Editorial: Jot Down Books (2013)
ISBN: 9788494093999.
Páginas: 174.
Precio: 15€.
Blog de la autora Jenn Díaz: http://fragmentodeinterior.blogspot.com.es/
Madre mía, qué pasada de argumento: has logrado sorprenderme y convencerme para buscar esta historia. La verdad es que estas historias de extremos suelen hacer reflexionar y eso me invita a leerla. 1beso!
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No conocía este libro. Un argumento muy interesante. Y por lo que cuentas, muy bien tratado y narrado. Lo tendré muy en cuenta.Besotes!!!
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Me veo en la carcel, uffff.. Pues precisamente ayer vi este libro en la biblioteca, ni siquiera lo cogi para cotillear porque de Jenn Díaz tengo en el punto de mira "Es un decir". Pero claro, ya me has picado, es lo que pasa ;)Besos
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Otra vez igual, querida Marta. Otro libro que no conocìa pero que me llevo apuntado.Muy interesante. Y fíjate, por la foto y la edición pensaba que era de Acantilado.
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No hago más que oír hablar, mucho y bien, de Jenn Díaz. Este que reseñas es especialmente apetecible. Va a la lista ya mismo.
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Efectivamente coincido contigo con que Jenn Diaz tiene un don especial, le leí Belfondo y ya quedé enganchado. El que reseñas caerá pronto.Saludos!
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Pues me apunto la recomendación de Belfondo. Ya nos contarás que te parece Mujer sin hijo.
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