Por centésima vez en aquel día, Mitch Allison abombó el pecho, compuso su sonrisa más amable y movió el dedo pulgar con el gesto típico de quien hace auto-stop. Por centésima vez, su gesto fue implacablemente ignorado. El coche que él había visto avanzar en dirección hacia él con un zumbido simpático, corría sin aminorar la velocidad, borrando al pasar la sonrisa que él había ostentado con impaciencia, y arrojándole a las narices el gas que salía por el tubo de escape.
Así arranca este relato / novela corta de Jim Thompson. Seguro que la mayoría estáis descolocados. ¿Pero, y este título? ¿De dónde sale esto? ¿Quién lo ha publicado? Hace unos meses ya os comenté que en la feria del libro antiguo y de ocasión de mi ciudad me había topado con dos magazines de Alfred Hitchcock. Seguro que a muchos os suenan, fueron muy famosos allá por los 60 cuando se publicaron, al igual que su «Alfred Hitchcok presenta» en la televisión. Aunque uno de ellos estaba hecho pedazos, el otro estaba en muy buen estado y ojeando el índice me topé con un relato de Jim Thompson. No pude resistirme.
Es lo primero que leo de Jim Thompson (no me apedreéis todos a la vez, por favor). Sé que es imperdonable, pero aquí estoy poniéndole remedio por fin. La excusa me la da EsPop Ediciones, que para el mes de Junio va a publicar una biografía de Jim Thompson que ya me muero por leer. Y lo que no puede ser es que llegue virgen del todo a la biografía de este gran escritor.
En Una historia embrollada nos narrará las argucias de Mitch Allison para hacerse con un botín de 50.000 dólares. Por circunstancias desafortunadas y jugar mal sus cartas, un buen día se encuentra haciendo autostop. Un Cadillac parará a recogerle:
Era un Cadillac, un Cadillac grande, descapotable. Al verlo aminorar la velocidad, Mitch tuvo la sensación de que jamás ninguna mujer le había parecido tan deseable, que ninguna mujer se había mostrado tan generosa con él, como la que ahora iba sentada a la derecha del conductor.
Montará en el coche, y esa bella mujer será la causante del lío en que se involucra Mitch. La muerte de un hombre y unos cheques de viaje harán el resto. Mitch suplantará la identidad de otro hombre para poder cobrar dichos cheques, con la ayuda de Bebé, la mujer del coche.
Mitch se preguntó qué pobre hombre sería aquel para encajar así semejantes palabras. De haberse encontrado él en su lugar, de haberle hablado Bette de aquel modo, la habría cubierto de cardenales.
Con este relato he tenido sensaciones encontradas. La historia en sí es buena y está bien contada, pero más que un relato está concebido como una novela contada de un modo muy breve. Y no es lo mismo. Desde mi punto de vista, un relato es una entidad independiente y autónoma, con sentido por sí mismo. Sin necesidad de nada más que unas pocas páginas, te monta una historia que es conclusa en sí misma. Pero en este caso, la acción va a toda velocidad, se atropellan los acontecimientos haciendo que parezca más un resumen de una novela que un relato en sí mismo.
Cuando lo terminé, debido a estas dudas, lo he buscado en inglés para comparar. Sin haberlo leído por completo en inglés, se aprecian diferencias importantes en la cadencia del texto, en el ritmo tan acelerado de la historia, observando que incluso se han omitido calificativos en la traducción. El traductor, como nos indica al final del relato es Vicente Barrachina, que no sé si es bueno o malo, ni qué criterios se seguían para traducir en 1968 cuando se publicó esta revista. Lo que está claro es que parte del espíritu del texto se ha perdido en la traducción. Parece incluso más una adaptación que una traducción. Por lo que no sé hasta qué punto ese aspecto de resumen, de acelerar los hechos, de atropellar las tramas, es propio del autor o del traductor.
Lo que sí destaco es la experiencia de leer este tipo de revistas: el papel muy viejo, el tener que pasar las páginas con cuidado de que no se me despeguen, el tener el texto a dos columnas en la misma hoja… Tuvo que ser alucinante leer este tipo de historias en su día, cuando se publicaron. Sería una idea genial desempolvarlas y hacerles un repaso como se merecen.
*A aquellos que les interese y que tengan el inglés controlado, os dejo el enlace al texto que he encontrado en Google Books
Título: The frightening frammis (Una historia embrollada)
Autor: Jim Thompson
Extraído de: Magazine Alfred Hitchcock nº51 (marzo – 1968)
Depósito Legal: B. 763 – 1964
Precio original: 18 pesetas.
He leído muchas novelas de Thompson y aunque es un autor que me gusta, sí te digo que es muy irregular, y hay algunas que francamente, no valen la pena.No sé si es el caso de este relato, o no, es difícil saberlo, porque como bien dices, las traducciones que se hacían hace años en España del inglés, eran un poco… En fin, supongo que el problema, además de los traductores, eran las típicas prisas y "recortes" para traducir en ediciones baratas, que eran las que existían para temas policiacos.Quiero decir, que probablemente Dickens se traduciría con cuidado, pero solo hay que coger cualquier libro, al azar, de Agatha Christie de la editorial Molino, para alucinar bastante.
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Que bueno ese encuentro con Jim. Yo sigo bastante enamorado de ese punch que tiene y que entiendo que tenía que tener.Como no, te aconsejo leer alguna novela suya, y más que 1280 almas, te aconsejo, El asesino dentro de mí.Saludos
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No te voy a apedrear porque yo no he leído nada del autor… A ver si le pongo remedio…Besotes!!!
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