Cuando he abierto las páginas de Muerto el perro me he dado cuenta que es la primera novela que leo de Carlos Salem. He leído poesía suya, y hasta he tenido el placer de asistir a un recital suyo en León, todo un lujo para una ciudad tan pequeña como la mía. Pero en cuanto a novelas, esta es la primera.
Piedad está a una semana de vida de cumplir los 50 años. Una señorona acomodada, pero buena persona en el fondo. Muy ingenua, eso sí. El problema es que hace apenas unas semanas que se ha quedado viuda. Su marido se ha estrellado con el coche y la ha dejado a solas con su caserón, su ropa cara, y una gran empresa a nombre de ella. Sí, de esos casos en que todo está a nombre de la esposa, esos casos en que ella firma y firma papeles sin leerlos, porque sus maridos las quieren y las cuidan y lo hacen por ellas…(y un cuerno)
La historia de la apertura de ojos y de vida de Piedad transcurre en una semana, de lunes a lunes. Cada día un capítulo del libro. Y cada día un tortazo que la ayuda a despertar del letargo en el que se ha visto sumida: la empresa está a punto de declararse en bancarrota, las aventuras de su marido aparecen por doquier, hasta iba a abandonarla para irse con una mujer mucho más joven que ella. Y suma y sigue.
Todo esto hace que aparezca La Otra. Esa otra Piedad que lleva toda la vida acallada en el interior de la de Siempre. La Piedad de Nunca, la desvergonzada, sin prejuicios, que disfruta de la vida y de los excesos. Pero sumida en el más absoluto silencio por la piedad de Piedad. El Mr. Hyde de nuestras vidas, ese que dejamos escapar cuando la ira, la presión o el alcohol hacen que cobre vida. Esa pequeña voz que tenemos dentro que nos anima a ser menos buenos pero a disfrutar más de la vida. Eliminar los prejuicios o al menos silenciarlos por unas horas.
Con este binomio de personalidades y con el cara a cara entre la realidad y Piedad, iremos conociendo su vida. La novela está narrada en presente, pero tenemos constantes viajes al pasado en los que nos cuenta su vida e incluso la de sus padres. Boleros y refranes plagan su infancia y su vida.
¿Y el título? Pues con más de un sentido, como todo lo que ocurre en la novela. Ese perro no solo es el de los vecinos, sino Benito, el marido muerto de Piedad. Es una de esas novelas que te dejan pensando en un par de cosas durante un buen rato, pero entretenida y divertida como la que más. Reconozco que el final me descolocó un poco, porque no me ha convencido demasiado, pero va en la tónica jovial de toda la novela, por lo que no desentona.
Quizá lo que más me sorprendió desde un principio es que el autor sea hombre, y la narradora y protagonista sea mujer. Siempre me llaman la atención estos guiños, porque no siempre es fácil lograr un resultado creíble. Pero desde luego que yo piqué el anzuelo, no me crujió el personaje en ningún momento. Es cierto que busca un personaje un tanto extremo con La Otra Piedad, y resulta más fácil al ser un personaje excesivo. Pero aún así, el resultado es bueno y verosímil. Perfecta para un par de tardes divertidas y de desconexión del mundo.
*Breve mención a la colección Navona Negra, que cada vez me gusta más. Ya leí de esta colección El viento y la sangre de M.A.West, y tengo otras dos esperándome en la estantería. Ediciones cuidadas, un gramaje del papel que es un lujo, y precios más que ajustados.
Título: Muerto el perro
Autor: Carlos Salem
Editorial: Navona (Colección Navona Negra)
ISBN: 9788492840809
Páginas: 324
Precio: 15,50€
No he leído nada de él pero todo el mundo lo pone muy bien, así que me lo apunto en la larga lista de pendientes.D.
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He leído las dos anteriores novelas de Carlos, y sobre todo la primera de ellas me encantó. La segunda también, pero el listón estaba tan alto que esperé, pedí más en un exceso de exigencia.Casi seguro que me pondré con ella en un momento u otro.
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PUes no he leído nada de este autor. Tendré que estrenarme, que tu reseña me deja con mucha curiosidad.Besotes!!!
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NO he leido nada de este autor así que me lo llevo directamente.Bs.
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Tiene muy buena pinta esta novela, al menos así lo pintas. Creo que me puede gustar. ¡Apuntado!
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